lunes, 4 de mayo de 2009

El transcurso de la Influenza

De regreso en la Ciudad de México todo parece más tranquilo, la psicosis comienza a desaparecer y ahora se minimiza el problema al conocer la baja mortandad que produce la nueva influenza. De hecho, he escuchado y leído duras críticas por las medidas gubernamentales, por considerarlas exageradas y haber ocasionado una negativa repercusión económica. Hay quienes dudan con justa razón de un Sistema Político viciado en mentiras y desengaños, asegurando que este virus es la gran mentira del año, que realmente se intentó fraguar una cortina de humo para que la gente perversa hiciera sus fechorías y nadie prestara atención. En fin, ya no sé ni que creer, al parecer este cuentito que causó tanta conmoción ya está por terminar, eso espero.

1. ¡Alarma!, la niña presenta algunos síntomas extraños.
El bombardeo continuo de información sobre la influenza provocó ineludiblemente la preocupación por nosotros mismos. Seguramente fuimos muchos los que al percibir cualquier malestar corporal, inmediatamente lo relacionamos con “la gran pandemia”. En mi caso eso ocurrió en dos ocasiones al sentir ligeros dolores de cabeza, por lo cual me alarmé y preferí dormir más de lo normal, finalmente fueron síntomas pasajeros, creo yo, psicosomáticos.

Mi hermana tiende a enfermarse del estómago debido a sus malos hábitos alimenticios, es una insaciable devoradora de papas con chile y demás variedades de comida chatarra, por lo cual no resulta extraño que presente ocasionalmente agruras o acidez. Esta vez relacionó un malestar cotidiano con la omnipresente influenza, y después de unas horas de sentirse “extraña”, presionó a mis padres para que la llevaran al hospital. Le dieron algún placebo, se sintió mejor y regresó a casa sin la menor molestia. Todo se trataba de una simple sugestión. ¡Ufff!

2. Ciudad sin alma.
El hastío casero me hizo explotar, y después de dos días de enclaustramiento decidí salir a las calles. La ciudad se encontraba semidesértica, aunque existían lugares abarrotados de personas que charlaban fuera de sus edificios tras el susto que había ocasionado un sismo de 5.7°. Imágenes raras en una ruta que he hecho durante toda mi vida; la gente casi no hablaba, caminaba más rápido, no había ningún tipo de contacto físico y la mayoría portaba su tapabocas. El metro estaba casi vacío, sin dudas por su estrecho espacio, representaría un lugar de alto riesgo de contagio.
Llegué al centro histórico y también la movilidad estaba lejos de ser la habitual. Escenas bizarras que podrían ser consideradas el preámbulo de un libreto apocalíptico.

3. El arribo del Bodo.
Después de once meses de ausencia regresó Sebastián, mejor conocido como “el bodo.” Los planes de una bienvenida fastuosa se vieron mermados por la situación inestable de la ciudad, así que la mamma optó por realizar una cena pequeña entre sus más allegados amigos. El bodo regresó con gran emoción, para narrar centenares de anécdotas que ha compartido poco a poco con nosotros. Es notoria la mayor madurez e independencia que ha adquirido, me da una genuina alegría tenerlo nuevamente en casa para planear muchas más actividades en familia y descubrir bellos sitios en este bello país.

4. Montjoie!
El libro más recurrente durante este periodo de agonía fue la epopeya francesa: La chanson de Roland. Épico relato que describe la batalla de Roncesvalles en la cual Roldán al mando de la retaguardia francesa tiene que afrontar un ataque sorpresivo por parte del Sultán de Zaragoza y su gigantesco ejercito. Es un bello texto por su simetría y frases cuidadosamente decoradas. Es notoriamente parcial, describe al ejército francés como el auténtico defensor de la fe cristiana, de gran valor e impresionante resistencia; por el contrario los moros son timoratos y traidores, además ellos se autonombran “infieles”. (jaja, que absurdo.)

A través del texto conocí más de cerca las hazañas de Carlomagno, un personaje clave en la historia medieval europea, gran defensor de la cristiandad y padre fundador de la corona alemana y francesa.

Alguna vez, al recorrer con mi amigo Jordy las tierras teutónicas, pasamos por Bremen, nuestra ignorancia no nos permitió reconocer una impresionante estatua que es patrimonio de la humanidad, una figura de casi 5 metros erguida en el corazón de aquella ciudad. Hoy podría narrar con emoción que se trata de Roldán con su inquebrantable espada Durandarte, y describiría sus hazañas maravillosas, inspiración de muchos escritores y poetas.


5. La fuga a Tequisquiapan.
La influenza porcina nos mantuvo al borde de la desesperación. El cerco sanitario y demás medidas precautorias se extenderían indefinidamente y, por lo tanto quedarse en la ciudad sería sinónimo de estrés y monotonía, así que decidí tomar la iniciativa de mi buen amigo Sergio para escapar unos días a las empedradas y románticas calles de Tequisquiapan. Convencer a la familia no fue tarea fácil, pero finalmente logré el cometido y partimos el día miércoles en pos de una tranquilidad añorada.
Se unieron a la tropa Carlos Malacopa y Marianini (la novia del bodo). Efectivamente, éramos siete y tuvimos un poco de pena por la capacidad de alojamiento que podría darnos la familia Trejo; finalmente la recepción y el trato de nuestros anfitriones fue inmejorable; comimos delicioso, bromeamos, reímos, cantamos y conocimos los rincones más íntimos de la villa colonial.

Visitamos la insigne Peña de Bernal, el tercer monolito más grande del mundo. A sus faldas se encuentra un pueblito: San Sebastián Bernal, que desde hace poco es presentando turísticamente como un “pueblo mágico” por su armonía en la construcción y su belleza paisajística. En el pueblito tomamos unas deliciosas micheladas con clamato (¡Salud Compadre!), visitamos algunas tiendas y el Malacopa me hizo pasar algunas vergüenzas con mis padres al improvisar sus ya tradicionales difamaciones.

Llegamos a la Peña y comenzamos la conquista de su pequeña cumbre con un paisaje semiárido y un clima excesivamente caluroso, no alcanzamos la cima por su difícil accesibilidad, pero al menos llegamos a un mirador que permitió tomar bellas fotografías.

Sergio y su familia realmente consiguieron que el fantasma de la influenza se desvaneciera por completo. Conocimos detalladamente la historia de los bomberos de Tequisquiapan, un relato que permite corroborar que la voluntad y solidaridad pueden consolidar nobles proyectos. Me enorgullece mucho tener una amistad con los Trejo: una familia trabajadora, hospitalaria y con un gran corazón altruista. Tres vivas por la familia Trejo ¡Viva!, ¡Viva!, ¡Viva!. Muchas gracias.

1 comentario:

Aquiles Digo, antes Jordy dijo...

Qué alegre narración compadre, enhorabuena por el recorrido queretano, albricias por la recuperación de su hermana, saludos al bodo y abrazo a Sergio.

No sé con certeza cuándo será (estoy hasta el cuello de trabajo), pero le aseguro que en breve brindaremos con unas buenas micheladas.

Jaja, me muero de ganas de que me cuentes sobre las difamaciones del Malacopa.