lunes, 18 de mayo de 2009

Saudades do fado

El pasado 16 de enero caminaba con mi hermano por las calles del emblemático barrio de Alfama, último rescoldo de influencia árabe que conserva la ciudad antigua de Lisboa después del trágico terremoto de 1755. Exploramos los lugares más recónditos, caminamos airosos por sus hermosas y laberínticas ruas, veíamos con fascinación las imágenes más representativas de una de las sociedades más tradicionalistas del viejo mundo, y de repente, sin proponerlo, hayamos una bella vista de la capital lusitana a los pies de la iglesia de São Vicente de Fora, y exactamente ahí, a nuestro costado una tradicional noite de fado nos esperaba. Una delicada y hermosa voz emanaba de un diminuto bar, haciendo de esa apacible noche un recuerdo nostalgico que permitia adentrarnos en el espíritu de aquella pequeña nación marinera.

Me es difícil explicar en estricto sentido el significado del fado, quizá podría aventurarme a decir que es un poco similar a la música de mariachi, generalmente habla de tristeza, desamor, nostalgia, desengaños y añoranzas existenciales. Aunque creo que sería más acertado aproximarlos a la esencia del fado escuchando esta hermosa interpretación de Amalia Rodrígues: “Tudo isto é fado”



El sábado pasado asistí con Sherezada a una noite de fado que tuvo lugar en el auditorio Rodolfo Usigli de la SOGEM, contando con la interpretación de la fadista Helena Pata. El motivo del evento era recordar los 10 años del fallecimiento de la más representativa cantante lusa, la siempre recordada Amalia Rodrigues conocida como a Rainha do fado.

Revivimos a medida de lo posible los bellos recuerdos provenientes de Alfama, del lejano Portugal y su saudade.

La vida es un devenir constante de imágenes del pasado que se entrelazan con nuestra inmediata realidad. La saudade, desde mi particular intuición, es aquel sentimiento dual que inunda la profundidad del ser, envolviéndolo en el inagotable anhelo de volver a vivir aquello que fue tan grato, por ello produce una indeludible sensación de profunda melancolía, inherente y constante; no obstante, el poseer las memorias alegres de un venturoso pasado nos dota de aquel destellante impulso que nos enrumba al futuro con nuevo ímpetu, y sobretodo, con mayor esperanza....

¡Canta Amalia, canta! que eu só quero lembrar...
Muito obirgado por teu maravilhoso fado.

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