lunes, 27 de abril de 2009

Tiempos de Influenza; suspensión de clases.

Un fantasma ronda la Ciudad de México, es el fantasma de la Influenza.

El día jueves 23 por la noche se consagraba un día de experiencias gratas; había sido mi primer día en mi nueva experiencia laboral como colaborador de Treff3. Realicé la cobertura de un evento sobre políticas educativas en América Latina, patrocinado por la fundación Konrad Adenauer y presentado en el Congreso de la Unión en San Lázaro. Regresaba a casa airoso e inspirado, pensando en la construcción del primer artículo para la revista electrónica y con la determinación de concluir mis estudios de Amparo para presentar un tedioso examen el viernes.

Ya casi a media noche, la niña irrumpió en mi recamara gritando con particular emoción, -¡Luis, mañana no hay clases!, las suspendieron. Me mostré incrédulo y no presté mucha atención, pero la niña no desistió e insistía con su extraña afirmación, exhortándome a ver las noticias para que viera por mis propios ojos su supuesto. -bien, veamos que pasa- accedí.

En cadena nacional hablaba el Secretario de Salud, José Ángel Córdova. Informaba a la población una decisión única en la Historia de México, una suspensión abrupta de labores escolares de manera indefinida por la amenaza de un virus mutado, totalmente nuevo y sumamente agresivo que ya había causado varios decesos. Aún así, me mostré escéptico, era difícil concebir a la UNAM totalmente cerrada, y más aún, tener la tranquilidad de que aquel examen de Amparo se tendría que posponer.

De manera inmediata abrí el computador y navegué por los más importantes periódicos del país; me quedé pasmado al darme cuenta la gravedad del asunto. No se trataba de un simple virus gripal, sino de una alarma mundial. Recordé un documental de la BBC que vi años atrás, en el cual se advertía el peligro de la gripe aviar y su posible transformación tendiente a afectar la inmunidad humana, lo que ocasionaría un potencial contagio en serie que arrasaría con una importante masa poblacional. Suspicacias y temores comenzaron a llegar en mi mente.

El viernes fue un día para estar en casa, traté de informarme lo más posible sobre la influenza y aprendí muchos datos interesantes: su composición, su hipotética trasmisión, estadísticas de afecciones, las epidemias y pandemias, etc. Jordy pasó a visitarme antes de comer, su plática, como siempre, estaba a la vanguardia de los hechos, describiendo con preocupación y asombro sus impresiones de una ciudad que se mostraba irreconocible. Después hablé con mi padre, quien siempre se ha caracterizado por su ironía, y desde luego, minimizó el problema.

En la tarde mis padres me habían invitado al teatro, por mi parte me sentía angustiado por el bombardeo informativo; no obstante la obra y su trama me parecían muy interesantes, además mis padres ridiculizaban mi negación acusándome de exagerado y paranoico; entonces yo, cabizbajo, alisandome la barba y atusandome el mostacho, terminé por decirles que sí los acompañaría, un poco a regañadientes y al mismo tiempo ilusionado.

Allí íbamos los tres en el carro, escuchando en la radio más y más precauciones sobre la pandemia: la gente moría, no existía cura, y no se sabía con exactitud su manera de transmisión. Entre mí pensé, -seguramente seremos los únicos osados que se presentarán a la función. Estaba en lo incorrecto, el teatro estaba lleno.

5 AÑOS DEL CíRCULO TEATRAL.

En los últimos meses he asistido a varias obras de teatro en este peculiar y bello recinto. Un escenario modesto y pequeño que permite una interacción mucho más directa entre el espectador y el actor. La selección de las piezas presentadas ha sido admirable, dando preeminencia a escritores latinoamericanos como Víctor Hugo Rascón Banda, Emilio Carballido y ahora el argentino Mario Diament.

La obra que conmemoró los 5 años de este excelente espacio cultural fue “Cita a ciegas”. Me pareció una actuación intachable, aunado a diálogos sumamente profundos que enmarcan los problemas existenciales propios de cualquier ser humano. La temática principal, podría decirlo así, sería el dilema interpretativo entre la casualidad y el destino, la coincidencia o lo predeterminado. Se retoma con maestría un concepto innegable: “cada acción repercute inexorablemente en nuestra existencia”, entonces, ¿qué pasaría si dejamos de efectuar cierta acción con consciencia?, ¿qué se podría modificar si actuamos de una manera impulsiva y arriesgada en una situación determinante?. La respuesta es muy sencilla, simplemente se seguiría una secuencia de hechos directamente relacionada con la acción u omisión. Queda quizá, el consuelo de imaginar mundos paralelos, en los cuales se suprime cierta acción del pasado y se brinda la posibilidad de recrear las circunstancias bajo el manto de otra realidad, en una vida diametralmente distinta.

Recomiendo ampliamente el Círculo teatral, y si un día van, no duden en invitarme. Gracias.

viernes, 24 de abril de 2009

Vacaciones de Primavera V: Tenango de las flores.

EL ÚLTIMO JALÓN, LA SIERRA DE PUEBLA.

Volvimos a Poza Rica, ciudad desorganizada y con poco atractivo; el calor era sofocante y la continuación de nuestro viaje una incertidumbre. ¿Hacia dónde ir?, los trazos originales de nuestro itinerario apuntaban en dirección a Xilitla en San Luis Potosí; no obstante la presencia de la Sierra Madre Oriental dificultaba nuestro paso directo, teniendo que subir más por la costa del Atlántico hasta la ciudad de Tampico. Teníamos sólo dos días más para regresar a Ciudad de México y las distancias eran considerables. La magia de Xilitla y el pozo de las golondrinas se desvanecían por esta vez.
Buscamos un plan supletorio, y desde nuestra posición era sencillo arribar a la Ciudad de México cruzando la Sierra de Puebla, entonces, sin pensarlo mucho y con clara voluntad de abandonar Poza Rica nos encaminamos a Huaichinango, en el corazón de las montañas. Los paisajes cambiaron notoriamente, del clima tropical veracruzano a otro boscoso con miles coníferas.

Llegamos a Huaichinango y pregunté a los habitantes sobre un lugar bello para instalarnos, de forma genérica nos recomendaron dos presas: Necaxa y Tenango de las Flores, entonces increpé -¿qué vale más la pena?- la respuesta casi unánime fue: Tenango de las Flores. Súbitamente en la carretera conseguimos otro aventón y llegamos al pequeño poblado poblano.

El panorama era muy bello, faltaba poco para anochecer y el lago artificial se mostraba muy acogedor al lado de pequeñas montañas con pinos pigmeos. Nuestro arribo coincidió con la presencia de “La Gran Feria de Tenango de las Flores”, evento particular de mucho folklor y colorido; habían conciertos, un pequeño cirquero que presentaba fenómenos genéticos como: "el gato de seis patas", "el chivo de cuatro cuernos", "el marrano de dos trompas" y "el hombre más pequeño del mundo". Caminamos alegres entre la muchedumbre, y ya sin luz comenzamos a andar por la rivera de la presa para encontrar un lugar para instalar nuestra casa de casa de campaña; con nuestro gran espíritu explorador, practicamente rodeamos la gran presa, cruzamos un riachuelo lodoso que representó grandes dificultades y entre resbalones y faltas de cálculo terminamos inmundamente embarrados de fango. Finalmente hayamos un lugar perfecto, sin muchas piedras y con una bella vista.

El despertar fue tardío, ya en la mañana se escuchaba el movimiento de algunos pescadores vecinos a nuestra casa. Al salir de nuestra madriguera hicimos un poco de ejercicio y Valérie tuvo muchas ganas de nadar, sólo que, tristemente, era notoria la contaminación del lugar; ya en la noche anterior al caminar habíamos visto un sinnúmero de botellas de plástico y otro tipo de residuos, esto dio pie a una plática interesante y reflexiva sobre el medio ambiente.

Caminamos por el poblado de Tenango, desayunamos algunas frutas y tomamos un nuevo aventón rumbo a Huaichinango, de ahí, uno nuevo a Tulancingo y desde aquella ciudad horrible finalmente decidimos volver a la Ciudad de México. Nuestro gran viaje de aventones y campamentos salvajes había terminado.

jueves, 23 de abril de 2009

Vacaciones de Primavera IV: El totonacapan

300 KM DE AVENTÓN Y LA NOCHE EN POZA RICA.

Había quedado claro nuestro modus operandi para mochilear, ya se habían consagrado dos reglas básicas: 1. Caminar por la carretera y pedir aventón en dirección a nuestro próximo destino; 2. Acampar "salvajemente" en un lugar natural que asegurara una bella vista, evitando así cualquier tipo de pago por concepto de hospedaje.

Nos encontrábamos a las afueras de Chachalacas, era medio día y el sol caía a plomo. Nuestra próxima visita planeada eran las magnas ruinas del Tajín, el gran centro ceremonial del Totonacapan.

Demoramos poco tiempo pidiendo aventón, un señor gordito y de gesto bonachón se detuvo para recogernos en un bochito destartalado.
-¿Paonde van?
-Buenos días señor, vamos rumbo a las ruinas del Tajín
-‘ retirao, son unos 300 km, pero los puedo acercar hasta la Costa Dorada, ' a una hora y media de aquí, y es más o menos la mitad de su camino.
Órale! Muchas gracias.

Ya en el carro nos presentamos y platicamos los detalles menos elaborados de nuestras vidas, y sintiendo su genuina sencillez le pregunté ,-¿y usted qué hace?-, ¿para dónde va?-. A partir de ese momento me volví su curioso oyente y sólo intervine con pequeñas preguntas que siguieran dando pie a más hazañas y vivencias que pudiera relatarnos nuestro nuevo conductor.

Don Alfonso representaba las vicisitudes de la vida humana, la crudeza y la comedia unidas; sus relatos entrelazaban la gloria y el fracaso; los sueños, la añoranza y la desesperación. Un hombre que a sus 47 años había sorteado las peripecias de la frontera norte y, contaba pormenorizadamente las cuatro veces que intentó pasar “al otro lado” hasta que finalmente lo consiguió estableciéndose en Colorado por unos años. Su narración me conmovía por los abusos, estafas y discriminación que vivió; en contraste, me impactaban sus aventuras, historias de amor y relatos familiares.

Fue sumamente generoso con nosotros e intentaba explicarnos algún detalle sobre aquellos lugares que recorríamos; pasamos por bellos peñascos en frente del mar, algún pequeño poblado y la única planta de energía nuclear mexicana: Laguna verde.

Agradecimos la amabilidad de Don Alfonso e intentamos contribuir con algo de dinero por la amplia distancia recorrida, pero fue reacio a recibir algo -No mijos, ustedes tan viajando, para mí fue un placer traerlos hasta acá, disfruten el viaje y que Dios los acompañe- sentenció aquel buen hombre.

Estábamos todavía a unos 120 km de nuestro destino, por lo cual pedimos otro aventón, y esta vez de igual modo, casi de manera inmediata lo conseguimos. El conductor era un señor de 40 años: Juan Carlos: hombre jovial, de gran alegría y gentileza. Nos habló de su oficio, viajes por América Central y su pequeña hija. Al platicarle de nosotros mostró mucho interés por la Bélgica de Valérie, y entusiasmado comenzó a preguntar más y más sobre Europa, sin dejar pasar los detalles propios de sus tierras.

Llegar al Tajín se complicaba, eran las 4:00 pm y seguíamos aún en la carretera, ya teníamos mucha hambre y Juan Carlos nos advertía que las ruinas cerraban sus puertas a las 5:00pm. ¿Qué hacer?, creímos que lo más conveniente sería simplemente buscar un lugar para acampar y nuestro nuevo amigo se ofreció a llevarnos a Tecolutla, un pequeño poblado al lado del mar en la desembocadura del río homónimo. Dudamos en ir porque ese mismo día ya habíamos acampado en la playa y buscábamos otro tipo de paisaje, además, nuestro viaje era sumamente ambicioso y pretendíamos llegar hasta Xilitla, por lo que su propuesta implicaría un atraso considerable.

De cualquier manera Juan Carlos nos habló minuciosidades de Tecolutla, nos recomendó algunos sitios y relató la truculenta historia de “la mascota” del lugar, un cocodrilo de manglar en cautiverio llamado Federico, lo que, ante mi extrañeza causó mucha curiosidad a Valérie.

Finalmente aceptamos ir rumbo a Tecolutla, pasamos por la ciudad fluvial de Gutiérrez Zamora, visitamos la más famosa fábrica de vainilla de la región y conocimos una prestigiosa marisquería junto a la pequeña alberca en la que yacía el famoso y hastiado cocodrilo Federico.
Surgieron los chascarrillos, las risas y chistosadas de nuestro recién amigo, quien ya con más confianza nos invitó con gran cortesía a pernoctar en su cmorada en la bulliciosa Poza Rica.

Antes de llegar a Poza Rica pasamos por Papantla “la ciudad que perfuma al mundo”, sobrenombre que alude a su producción de vainilla.
Juan Carlos nos llevó al lugar más alto de la ciudad, un mirador que tenía una gran estatua conocida como “El volador”.

Proseguimos nuestro camino en dirección a Poza Rica, una ciudad eminentemente petrolera, el “tour” de Juan Carlos consistió en mostrarnos la maquinaria de PEMEX para extraer petróleo profundo.

Llegamos a casa de Juan Carlos, su familia fue sumamente atenta con nosostros. Juan Carlos llamó a Valérie y le mostró un teclado eléctrico pidiéndole que nos deleitara con una pieza de jazz, y sin gran complicación ¨la indomable¨ interpretó una bella melodía más bien salsera, después un chico jarocho tomó su guitarra y acompañó su compáz. Fue una grata velada repleta de diálogo, hermandad y musicalidad.

Juan Carlos cantó para Valérie la célebre trova de “Santa Lucía” de Miguel Ríos. La idea era mostrar un video de nuestro amigo jarocho a una prima de Valérie en Bélgica, para así conquistar su corazón desde el otro lado del Atlántico. Después de algunas carcajadas y amenidades llegó el cansancio, y así, la hora de reposar.
Juan Carlos nos brindó un cuarto de huéspedes, y al acomodarnos me dispuse a leer mientras Valérie tomaba un baño ya muy necesario; de repente se hizo escuchar un fuerte estruendo proveniente del mismo baño, e inmediatantamente las lamentaciones de Valérie. La “indomable” se había apoyado imprudentemente en el lavabo que no aguantó la presión de su peso y se vino abajo quedando hecho añicos. Mais quel honte! Valérie, quest-ce que on va faire?- Avergonzados y dubitativos pasamos la noche. Al despertar tuvismo le penosa necesidad de confesar nuestra imprudencia a Juan Carlos y sus familiares, que en un gesto extremadamente amable nos dispensaron, argumentando que en realidad el baño ya era muy viejo y que en realidad era un peligro latente para los niños. Intentamos pagar por nuestra graciosada y ellos rechazaron una y otra vez nuestro deseo de contribuir. Finalmente partimos, dejando a nuestro paso un “recuerdito” nada lisonjero.

EL TAJÍN, SU MAGIA Y MISTERIO.
Visitamos la ciudad prehispánica más importante del Totonacapan, la renombrada “ciudad del Trueno”, la insigne y maravillosa zona arqueológica del Tajín.

Caminamos por el portentoso centro ceremonial y conocimos la joya de la ciudad: la gran pirámide de Nichos, inigualable por su belleza ornamental y bello relieve. Aproveché aquel simbólico panorama para realizar un vídeo de presentación para la revista electrónica juvenil “Distintas Latitudes”, y bien, ya hablando de ello, aprovecho este informal escrito para invitar al ocasional lector: http://www.distintaslatitudes.net/ , ¡vamos!, den una ojeada y ampliemos el debate sobre las diferentes perspectivas latinoamericanas en política, medio ambiente, economía y cultura.

Después de la breve promoción regresaré al Tajín. Su fundación ocurrió en el año 300 d. C. y tuvo su mayor auge entre los años 600 y 900 d. C. a fines del Horizonte Clásico, para decaer inexplicablemente hacia el 1150 de nuestra era. Con más de mil años de antigüedad, es considerada una de las zonas arqueológicas más importantes de América y Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Caminamos airosos por aquellas ruinas, reflexionando sobre el indígena del pasado y el actual. Surgió el controvertido tema de la alteridad: intento de comprender la visión del mundo desde los ojos del “otro”, una motivante y sugerente temática que me hizo recordar las clases de Enrique Dussel.

Las horas pasaron, exploramos el sitio hasta su más íntimo rincón. Escuchamos a un par de guías turísticos planteando posturas contradictorias sobre el juego de pelota e intenté hacerle ver a Valérie la dificultad historiográfica sobre el estudio de las civilizaciones precolombinas, lo especulativo y tendencioso que resulta redescubrir culturas que fueron destruidas casi en su totalidad, dejando pequeños rescoldos que son la base de interpretaciones actuales, además, sin perder de vista que los textos más importantes del estudio de mesoamerica fueron redactados por recopiladores españoles que ineludiblemente trastornaron criterios de una cultura distinta por su intrínseca subjetividad.
Llegó el momento de seguir mochileando...
Recomiendo nuevamente el sitio de: "mujer idomable descubriendo los milagros del mundo" http://missvitabis.wordpress.com/

domingo, 19 de abril de 2009

Vacaciones de Primavera III: Los pasos de Cortés y las dunas de Chachalacas

1. LOS AVENTONES HACIA LA HISTÓRICA CEMPOALA.

El sol resurgía lentamente, el canto de las aves evidenciaba el inicio de un nuevo amanecer. La noche fue larga, entre insomnio y reflexión, sentía que había descansado muy poco; sin embargo, no había rasgos de fatiga. Salí de la casa de campaña muy temprano y, mientras Valérie dormía, caminé por la rivera del río, leyendo dos capítulos de mi libro ocasional: “Demian.” Regresé con la indomable belga muy animado y le di fuerzas para continuar con nuestro mochilazo. Era tiempo de ir en pos de la playa.

Desde Jalcomulco no es tan sencillo llegar a la playa, es un pueblo muy pequeño y, por lo tanto, su sistema de transporte es precario. Era un buen momento para probar suerte con el aventón. Caminamos a los confines del poblado e iniciando la carretera un amable señor se ofreció a acercarnos al pueblo de Cardel, muy próximo a nuestro destino: Chachalacas. Entusiasmados subimos a la camioneta con compartimento abierto en la parte posterior, estábamos muy sonrientes, el aire fresco impactaba suavemente nuestra faz y los cabellos se agitaban por la inercia del movimiento. Nuestro viaje tomaría a partir de aquel hecho un rostro aún más aventurero. Un aventón era el pretexto ideal para compartir un poco de nuestras vidas con la gente del lugar, conocer la nobleza humana y, desde luego, ahorrar un poco de dinero. Fue en ese primer aventón que Valérie y yo utilizaríamos un saludo específico por cada vehículo que nos recogiera, el cual nombramos como “la maña”.

Llegamos al centro de Cardel, bebimos una deliciosa malteada de vainilla y aprovechamos para conocer la zona arqueológica de Cempoala, que se encuentra muy cerca de aquel lugar.

Cardel es la capital del municipio de Antigua, que hace referencia a la Villa Antigua de la Vera Cruz, sitio en el cual Hernán Cortés planificó la primera ciudad española en territorio propiamente americano, y a partir de éste punto, partió en dirección a Cempoala, la primera urbe mesoamericana que lo acogió y le brindó una sólida alianza militar en contra de Moctezuma.

Nuestra visita a Cempoala me causó mucha inquietud histórica, es por ello que decidí retomar la segunda carta de relación de Hernán Cortés dirigida a Carlos V, con el fin de imaginar los hechos que sucedieron en aquel lejano 1519.

La zona arqueológica no es basta, es simplemente una plaza que tiene pequeños basamentos piramidales en las cuatro direcciones cardinales. Seguimos con curiosidad la explicación de un guía que narraba con detalle los rasgos arquitectónicos del lugar y los hechos acaecidos tras la llegada de Cortés. Valérie mostró gran interés por el proceso de conquista y preguntaba entusiasmada pequeños detalles que le venían en mete, por eso decidí regalarle el famoso libro de Miguel León Portilla: “la visión de los vencidos.
2. CHACHALACAS; CAMPAMENTO ENTRE DUNAS, LUNA LLENA Y MAR.

Continuamos nuestro viaje en dirección a Chachalacas y nuevamente recurrimos al aventón, lo conseguimos con suerte y buen tiempo; caminamos por la orilla del mar rumbo a las bellas dunas que se encuentran un poco retiradas del poblado. En el camino aprovechamos para comer una fresca y deliciosa mojarra enchipotlada.
Aquel día tenía mucho ánimo de aprender neerlandés, la lengua materna de mi acompañante, fue así que ella me instruía con las frases más cotidianas y su difícil pronunciación: “ Valérie, jij bent zoo mooi.” De igual modo yo trataba de enseñarle un castellano más literario, no cabía duda que su nivel oral incrementó exponencialmente en tan sólo seis semanas. El uso del francés había pasado al olvido.

Al llegar a las dunas muchos recuerdos atravesaron mi mente: imaginarme en ese mismo lugar a mis 17 años con una compañía inmejorable (la tertulia), retrospección natural de aquel memorable febrero del 2003, aquellas perspectivas y preocupaciones ahora tan cambiantes; mi corazón palpitaba conmovido y gozoso, el paso del tiempo todo lo había cambiado.
La tarde palidecía, quedaban pocos minutos de luz y debíamos escoger un lugar para instalar la casa de campaña. Valérie encontró una especie de valle en medio de aquel arenal y nos pareció perfecto sitio para quedarnos, armamos rápidamente nuestro refugio y pronto se mostró soberbia y altiva ante nuestros ojos una bella luna llena que nos dotaba de una tenue y hermosa luz azulada; en frente de nosotros, un mar calmo y sonoro, un aroma húmedo y una noche cálida que nos permitió estar por horas contemplando el firmamento. Bellas pláticas, mágicos recuerdos.

Caminamos nuevamente por la orilla del mar y compramos las provisiones para el amanecer, queríamos ser testigos del despertar del alba y después partir temprano en dirección al Tajín; sin embargo, los planes mudarían un poco. Fue tan placentero dormir sobre la suave arena que despertamos más tarde de lo previsto. Animosos de hacer ejercicio, corrimos y caminamos mucho por la rivera, llegamos lejos, hasta arribar a una zona que parecía virgen y se encontraba repleta de conchitas y cangrejos, nadamos en el mar y desayunamos una deliciosas tortas polacas (invento jarocho que se asemeja a la tinga de pollo, sólo que tiene un sabor más dulce y enchipotlado, es decir, nada que ver con Polonia).
Prácticamente dejamos Chachalacas a medio día, el calor estaba en su apogeo, la sensación de agua salada y arena en todo el cuerpo nos hacía urgir un baño, pero al poco tiempo se olvidaron esos detalles y continuamos nuestro tenaz mochilazo pidiendo nuestro próximo aventón.
Para conocer la versión néerlandesa descrita por Valérie sobre este mismo viaje, visitar el site: http://missvitabis.wordpress.com/

viernes, 17 de abril de 2009

Vacaciones de Primavera II: Las tierras jarochas.

“Quería tan sólo intentar vivir aquello que tendía a brotar espontáneamente de mí, ¿Por qué habría de serme tan difícil” Hermann Hesse.

XALAPA, ENTRE LO AMENO Y LO RAPAZ
Partí rumbo a Xalapa con mi colega belga, me acompañaba también un excelente libro que escogí ex professo para la ocasión: "Demian", de Herman Hesse.

El viaje fue tranquilo, aunque hubo un momento en el cual Demian (nuestro anfitrión en Xalapa) dudaba acojernos debido a un compromiso en la ciudad de México, ya que es parte de un grupo de rock llamado Cliché y tendría que asistir a una reunión con su banda el lunes a medio día, por lo cual sólo podría estar pocas horas con nosotros.

Finalmente llegamos a Xalapa. Demian nos recogió en la estación de autobuses y nos introdujo en la atmósfera local, nos permitió guardar nuestras pertenencias en la casa de su ex novia y poco después comenzamos a conocer la ciudad.

Xalapa es una ciudad muy arbolada y excesivamente sinuosa, tiene zonas de impresionante belleza que parecen paisajes suizos repletos de lagos y cisnes; en contraste su topografía y falta de planificación a producido zonas habitacionales marginales que poblan los cerros con gran similitud a las famosas favelas de Rio de Janiero. Visitamos los lagos que se encuentran en torno a la Universidad, conocimos el centro histórico y cenamos en un delicioso restaurante italiano “Il pomodoro: ogni bocatto fatto con il cuore”. Mientras tomábamos unas cervezas alemanas en un bar de jazz, surgió una profunda plática acerca de la plenitud, el goce y la relativa fórmula en la búsqueda de la felicidad, las conclusiones fueron esperanzadoras: recontamos hechos de nuestras vidas que nos habían sido muy gratos y narramos algunos momentos de éxtasis que otorgan sentido a la existencia. Brindamos por el viaje, por los jarochos, por Cliché, por Bélgica y por México.

Demian debía tomar un camión para volver a México a las 4:30am, por lo cual dormimos muy poco. Tuvimos que abandonar el departamento en la madrugada y deambular por las tenebrosas calles xalapeñas. Después de caminar unas cuadras, encontramos un parquecito con pequeñas zonas cubiertas de pasto, entonces decidimos recostarnos y dormir por unas horas. Yo llevaba una mochila pequeña que sirvió de almohada para ambos, sin embargo la gran mochila de Valérie quedó desprotegida; pasaron algunas horas para que repenteninamente escuchara algunas pisadas intrusas en el césped, vertiginosamente abrí los ojos y descubrí a un ladrón que estaba intentando robarse la mochilota de Valérie; le grité con estrépito e inmediatamente desistió de su pretensión cleptómana arrojando al suelo el tumultoso objeto y emprendiendo la fuga, rápidamente desperté a Valérie -que no se había inmutado de la situación-, revisamos todas sus pertenencias, no faltaba nada con excepción de sus lentes de aumento que seguramente salieron volando en el frenesí del momento. Me dio mucha pena por Valérie, era la primera noche de nuestro viaje y ya habíamos sido víctimas de un intento de hurto. De manera adicional, un mosquito maloso la picó en la frente, era determinante que, viajar por Veracruz sin repelente no era una buena opción.

Aún con aquel incidente retomamos el sueño en ese mismo lugar, sólo que esta vez nos enroscamos a nuestras mochilas. Al despertar nos dirigimos nuevamente al centro de la ciudad, visitamos los mercados, el palacio de gobierno, y pedimos información referente a deportes extremos. Sí, estaba muy cerca el pueblito de Jalcomulco, famoso por su caudaloso río Huitzilapan o Pescado y la ruta era muy sencilla. Dejabamos atrás la capital de los jarochos.

JALCOMULCO Y SU ENCANTO NATURAL.

Jalcomulco es en su totalidad un pueblo eco-turístico, casi toda la población está involucrada con el negocio de “los rápidos”, la tirolesa y el montañismo; no obstante los precios eran muy caros y en vez de crear competitividad entre ellos, uniformaron los costos por presión del municipio. ¿Imaginan pagar $450 pesos por 2 horas de remo?, esa cantidad, al menos para mí, era inasequible; además, no era época de lluvias y el río estaba muy disminuido, en pocas palabras, estaba bien chafa la corriente.

Decidí ir con la indomable Valérie a explorar los alrededores de Jalcomulco y los lugareños nos informaron de un bello lugar para acampar, el cual denominaban “la playita.” Ya de paso conocimos a un chico que estaba en esto de mochilear desde hace 8 años en compañía de su novia, una especie de artesano itinerante que de manera locuaz nos platicaba sobre los más bellos lugares que había visto en México, nos orientó muy bien y nos mostró una casa ermitaña de un simpático italiano huraño, el gracioso Guido que vivía debajo de un gran árbol de mangos.

Los árboles de mangos son esplendorosos, llegan a medir hasta 30m y tienen una ramificación muy amplia, su sombra puede abarcar hasta una circunferencia de 15m. Fascinados por los bellos ejemplares no perdimos el tiempo para treparlos, subimos muy alto, y, con cierta precaución, descubrí mis mejores habilidades simiescas que corroboran la teoría de Darwin. A una altura considerable platiqué con Valérie sentado sobre una gran rama, era un bello paisaje, estábamos totalmente solos en una atmósfera muy verde, muy gustosa, con aire fresco y el sonido del río al fondo.

Decidimos acampar en esa zona, era perfecta por la sombra brindada, se veía muy seguro, un lugar idóneo para dejar nuestras pertenencias sin miramientos e ir a tomar una ducha al río.

El rio Huitzilapán tiene su interesante Historia, fue en éste el lugar en el cual desembarcó Hernán Cortés en 1519 y tuvo sus primeros contactos con los totonacas, nación sometida por el imperio mexica. Se dice que en sus orillas ocurrió el famoso episodio en el cual Cortés ordenó quemar sus naves ante la insistencia de varios de sus hombres por querer regresar a Cuba, ¿mito o realidad?. ¡Bah! Lo único real es que ahí estuvimos, nadando en sus aguas limpias, disfrutando de una tarde inolvidable y de la tranquilidad que otorga la lejanía del caos urbano.

jueves, 16 de abril de 2009

Vacaciones de Primavera I: Pensado un mochilazo.

LOS PREPARATIVOS
Un plan mochilero se configuraba días antes de la semana vacacional de primavera, una aventura que auguraba la presencia de hermosos paisajes naturales y una buena compañía. La camarada de viaje sería la indomable Valérie Parent y los lugares seleccionados aún estaban por verse. La intuición e improvisación serían los elementos guía.

Durante la semana previa tuvimos en la ciudad de México la honrosa presencia de Sergio Trejo, un amigo originario de Tequisquiapan que aprovechando un espacio en su agenda, no titubeó en acompañarnos unos días antes de que partieramos en pos de la aventura.

Mi casa se engalanó con dos queridos huéspedes, me frustraba no poder estar todo el tiempo con ellos debido a mis deberes universitarios y, para colmo, ese tiempo coincidía con un extenso examen de Derecho Fiscal.

Inegablamente disfrutamos de agradables momentos. El jueves por la tarde junto a Karun, Malacopa, Marianini y Chiquilín, apreciamos la excelente obra de William Shakespeare,"Otelo", con buenas actuaciones y hermosos diálogos que en su momento clímax llevaron a los presentes a sucumbir de tristeza ante la irreparable tragedia cometida. Posteriormente fuimos por unos deliciosos churros a Coyoacán con Jordy y Natalia, y recordamos con cierta "nostalgia" los escritos de bellas metáforas que Sergio redactó años atrás. ¿nostalgia?, ¿qué es nostalgia?....

Al terminar mi examen el viernes por la mañana, tuvimos plena disponibilidad para ver una película-documental que considero una verdadera obra maestra: Baraka, de la cual podría dedicar varias líneas para describir las emociones y libaciones que me causó, pero considero que no es el fin de éste escrito, así que lo dejaré para después. Ese mismo viernes tuvimos una amena fiesta con compañeros de la UNAM, en la cual aprovechamos para bailar algunas salsas y reír por las imprudencias y vulgaridades del difamador profesional: Carlos Malacopa.

El sábado aprovechamos para visitar a una personalidad intelectual en San Ángel, la amistad más citada por Sergio desde que lo conozco, me refiero al Lic. Santos. Su plática fue interesante y reflexiva, nos compartió una pequeña parte de su erudición y nos invitó a comer unos deliciosos tacos caseros.

Aquella tarde de sábado se matizaba la ruta de mi plan mochilero con Valérie; hablé con Démian y Karun, ambos nos facilitaron nuestra pretensión viajera. El buen Démian nos facilitaría hospedaje en Xalapa, Veracruz; Karun su casa de campaña para poder instalarnos dondequiera que quisiéramos. Todo estaba listo. El domingo por la mañana comenzaría nuestra travesía: algo similar a "la ruta de Cortés... pero a la inversa"