domingo, 26 de julio de 2009

Mochilenado por Yucatán, el arribo a Mérida

El día 10 de julio finalmente partí rumbo a Mérida. Llevé conmigo la inseparable mochila-mochilera, un saco de dormir, la casa de campaña de Karun, una cámara de fotos y varios escritos que contenían la interesante historia de la península de Yucatán.

Como es habitual, llegué corriendo a la estación de autobuses, lugar donde encontré con particular dramatismo a mi colega de viaje, el peruano Miguel Ángel Ramírez, conocido también como “Mickey” o “Confucio”. Abordamos tres camiones para aprovechar los escasos descuentos de estudiante y por ello, conocimos de paso Villahermosa y Ciudad del Carmen en Campeche. Finalmente llegamos a Mérida el día 11 de julio a las 3:00pm. A nuestro arribo, encontramos una ciudad totalmente inundada por la lluvia.


En Mérida acordamos el encuentro con nuestra amiga española Ana, quien partió anticipadamente a las playas de Tulum y nos alcanzó en “la ciudad blanca” con una pronunciada sonrisa, chistosas anécdotas y notable bronceado.

Esa tarde fuimos en pos de nuestra primera experiencia couchsurfing con Rosalba, una señora de 56 años que nos acogió con cariño en su morada, y no sólo a nosotros sino a dos personas más, una profesora alemana y un estudiante irlandés.

Rosalba se mostró deseosa de compartir la tarde con nosotros y, tan pronto acomodamos nuestras pertenencias en su casa, partimos rumbo al centro histórico; recorrimos gustosos la majestuosa avenida Montejo repleta de flamboyánes (árboles frondosos con flores rojas) y edificios que emulan la elegante arquitectura de la Belle epoque.

Visitamos el palacio de gobierno que tiene en permanente exhibición hermosos murales que retratan la historia de la península de Yucatán. En ellos se muestran los mitos mayas relacionados a la creación del universo, hechos importantes como la guerra de castas, la creación de la República de Yucatán, la industria del henequén y la esclavización del pueblo maya. También se ilustra con majistral detalle a quienes son considerados los personajes más relevantes de la península, como Felipe Carrillo Puerto, Jacinto Canek, Nachi Cocom y el imprescindible Francisco de Montejo.

La tarde cálida transcurría y nosotros caminábamos felices por las bellas calles yucatecas. Vimos algunos bailes regionales de excesivo glamour, bebimos una deliciosa agua de pitahaya y nos conmovimos con los makesh, insectos vivos que tienen un fin ornamental y son recubiertos con piedritas preciosas para ser colgados cerca del corazón.

Rosalba regresó a su casa y continuamos nuestro airoso paso. La noche avanzaba y llegó el típico deseo de ir a algún bar, preguntamos a los lugareños sobre un sitio divertido y nos encaminaron a un espacio de música ska. El calor y lo cerrado del lugar me hizo descamisarme por el inmenso sudor acumulado; el brío, la exaltación y el clamor, fue el resultado de una noche prófuga entre yucatecos saltando y bailando mientras allá, muy a lo lejos quedaba en el olvido el Distrito Federal.

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