jueves, 23 de abril de 2009

Vacaciones de Primavera IV: El totonacapan

300 KM DE AVENTÓN Y LA NOCHE EN POZA RICA.

Había quedado claro nuestro modus operandi para mochilear, ya se habían consagrado dos reglas básicas: 1. Caminar por la carretera y pedir aventón en dirección a nuestro próximo destino; 2. Acampar "salvajemente" en un lugar natural que asegurara una bella vista, evitando así cualquier tipo de pago por concepto de hospedaje.

Nos encontrábamos a las afueras de Chachalacas, era medio día y el sol caía a plomo. Nuestra próxima visita planeada eran las magnas ruinas del Tajín, el gran centro ceremonial del Totonacapan.

Demoramos poco tiempo pidiendo aventón, un señor gordito y de gesto bonachón se detuvo para recogernos en un bochito destartalado.
-¿Paonde van?
-Buenos días señor, vamos rumbo a las ruinas del Tajín
-‘ retirao, son unos 300 km, pero los puedo acercar hasta la Costa Dorada, ' a una hora y media de aquí, y es más o menos la mitad de su camino.
Órale! Muchas gracias.

Ya en el carro nos presentamos y platicamos los detalles menos elaborados de nuestras vidas, y sintiendo su genuina sencillez le pregunté ,-¿y usted qué hace?-, ¿para dónde va?-. A partir de ese momento me volví su curioso oyente y sólo intervine con pequeñas preguntas que siguieran dando pie a más hazañas y vivencias que pudiera relatarnos nuestro nuevo conductor.

Don Alfonso representaba las vicisitudes de la vida humana, la crudeza y la comedia unidas; sus relatos entrelazaban la gloria y el fracaso; los sueños, la añoranza y la desesperación. Un hombre que a sus 47 años había sorteado las peripecias de la frontera norte y, contaba pormenorizadamente las cuatro veces que intentó pasar “al otro lado” hasta que finalmente lo consiguió estableciéndose en Colorado por unos años. Su narración me conmovía por los abusos, estafas y discriminación que vivió; en contraste, me impactaban sus aventuras, historias de amor y relatos familiares.

Fue sumamente generoso con nosotros e intentaba explicarnos algún detalle sobre aquellos lugares que recorríamos; pasamos por bellos peñascos en frente del mar, algún pequeño poblado y la única planta de energía nuclear mexicana: Laguna verde.

Agradecimos la amabilidad de Don Alfonso e intentamos contribuir con algo de dinero por la amplia distancia recorrida, pero fue reacio a recibir algo -No mijos, ustedes tan viajando, para mí fue un placer traerlos hasta acá, disfruten el viaje y que Dios los acompañe- sentenció aquel buen hombre.

Estábamos todavía a unos 120 km de nuestro destino, por lo cual pedimos otro aventón, y esta vez de igual modo, casi de manera inmediata lo conseguimos. El conductor era un señor de 40 años: Juan Carlos: hombre jovial, de gran alegría y gentileza. Nos habló de su oficio, viajes por América Central y su pequeña hija. Al platicarle de nosotros mostró mucho interés por la Bélgica de Valérie, y entusiasmado comenzó a preguntar más y más sobre Europa, sin dejar pasar los detalles propios de sus tierras.

Llegar al Tajín se complicaba, eran las 4:00 pm y seguíamos aún en la carretera, ya teníamos mucha hambre y Juan Carlos nos advertía que las ruinas cerraban sus puertas a las 5:00pm. ¿Qué hacer?, creímos que lo más conveniente sería simplemente buscar un lugar para acampar y nuestro nuevo amigo se ofreció a llevarnos a Tecolutla, un pequeño poblado al lado del mar en la desembocadura del río homónimo. Dudamos en ir porque ese mismo día ya habíamos acampado en la playa y buscábamos otro tipo de paisaje, además, nuestro viaje era sumamente ambicioso y pretendíamos llegar hasta Xilitla, por lo que su propuesta implicaría un atraso considerable.

De cualquier manera Juan Carlos nos habló minuciosidades de Tecolutla, nos recomendó algunos sitios y relató la truculenta historia de “la mascota” del lugar, un cocodrilo de manglar en cautiverio llamado Federico, lo que, ante mi extrañeza causó mucha curiosidad a Valérie.

Finalmente aceptamos ir rumbo a Tecolutla, pasamos por la ciudad fluvial de Gutiérrez Zamora, visitamos la más famosa fábrica de vainilla de la región y conocimos una prestigiosa marisquería junto a la pequeña alberca en la que yacía el famoso y hastiado cocodrilo Federico.
Surgieron los chascarrillos, las risas y chistosadas de nuestro recién amigo, quien ya con más confianza nos invitó con gran cortesía a pernoctar en su cmorada en la bulliciosa Poza Rica.

Antes de llegar a Poza Rica pasamos por Papantla “la ciudad que perfuma al mundo”, sobrenombre que alude a su producción de vainilla.
Juan Carlos nos llevó al lugar más alto de la ciudad, un mirador que tenía una gran estatua conocida como “El volador”.

Proseguimos nuestro camino en dirección a Poza Rica, una ciudad eminentemente petrolera, el “tour” de Juan Carlos consistió en mostrarnos la maquinaria de PEMEX para extraer petróleo profundo.

Llegamos a casa de Juan Carlos, su familia fue sumamente atenta con nosostros. Juan Carlos llamó a Valérie y le mostró un teclado eléctrico pidiéndole que nos deleitara con una pieza de jazz, y sin gran complicación ¨la indomable¨ interpretó una bella melodía más bien salsera, después un chico jarocho tomó su guitarra y acompañó su compáz. Fue una grata velada repleta de diálogo, hermandad y musicalidad.

Juan Carlos cantó para Valérie la célebre trova de “Santa Lucía” de Miguel Ríos. La idea era mostrar un video de nuestro amigo jarocho a una prima de Valérie en Bélgica, para así conquistar su corazón desde el otro lado del Atlántico. Después de algunas carcajadas y amenidades llegó el cansancio, y así, la hora de reposar.
Juan Carlos nos brindó un cuarto de huéspedes, y al acomodarnos me dispuse a leer mientras Valérie tomaba un baño ya muy necesario; de repente se hizo escuchar un fuerte estruendo proveniente del mismo baño, e inmediatantamente las lamentaciones de Valérie. La “indomable” se había apoyado imprudentemente en el lavabo que no aguantó la presión de su peso y se vino abajo quedando hecho añicos. Mais quel honte! Valérie, quest-ce que on va faire?- Avergonzados y dubitativos pasamos la noche. Al despertar tuvismo le penosa necesidad de confesar nuestra imprudencia a Juan Carlos y sus familiares, que en un gesto extremadamente amable nos dispensaron, argumentando que en realidad el baño ya era muy viejo y que en realidad era un peligro latente para los niños. Intentamos pagar por nuestra graciosada y ellos rechazaron una y otra vez nuestro deseo de contribuir. Finalmente partimos, dejando a nuestro paso un “recuerdito” nada lisonjero.

EL TAJÍN, SU MAGIA Y MISTERIO.
Visitamos la ciudad prehispánica más importante del Totonacapan, la renombrada “ciudad del Trueno”, la insigne y maravillosa zona arqueológica del Tajín.

Caminamos por el portentoso centro ceremonial y conocimos la joya de la ciudad: la gran pirámide de Nichos, inigualable por su belleza ornamental y bello relieve. Aproveché aquel simbólico panorama para realizar un vídeo de presentación para la revista electrónica juvenil “Distintas Latitudes”, y bien, ya hablando de ello, aprovecho este informal escrito para invitar al ocasional lector: http://www.distintaslatitudes.net/ , ¡vamos!, den una ojeada y ampliemos el debate sobre las diferentes perspectivas latinoamericanas en política, medio ambiente, economía y cultura.

Después de la breve promoción regresaré al Tajín. Su fundación ocurrió en el año 300 d. C. y tuvo su mayor auge entre los años 600 y 900 d. C. a fines del Horizonte Clásico, para decaer inexplicablemente hacia el 1150 de nuestra era. Con más de mil años de antigüedad, es considerada una de las zonas arqueológicas más importantes de América y Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Caminamos airosos por aquellas ruinas, reflexionando sobre el indígena del pasado y el actual. Surgió el controvertido tema de la alteridad: intento de comprender la visión del mundo desde los ojos del “otro”, una motivante y sugerente temática que me hizo recordar las clases de Enrique Dussel.

Las horas pasaron, exploramos el sitio hasta su más íntimo rincón. Escuchamos a un par de guías turísticos planteando posturas contradictorias sobre el juego de pelota e intenté hacerle ver a Valérie la dificultad historiográfica sobre el estudio de las civilizaciones precolombinas, lo especulativo y tendencioso que resulta redescubrir culturas que fueron destruidas casi en su totalidad, dejando pequeños rescoldos que son la base de interpretaciones actuales, además, sin perder de vista que los textos más importantes del estudio de mesoamerica fueron redactados por recopiladores españoles que ineludiblemente trastornaron criterios de una cultura distinta por su intrínseca subjetividad.
Llegó el momento de seguir mochileando...
Recomiendo nuevamente el sitio de: "mujer idomable descubriendo los milagros del mundo" http://missvitabis.wordpress.com/

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