miércoles, 6 de enero de 2010

Matrimonio gay, la nueva disputa ideológica mexicana

México se hunde en los social, económico y político; son necesarias inmediatas reformas estructurales ante un sistema que contempla una agonizante disfunción. Los grandes temas relacionados con una amplia reforma educativa, salarios mínimos dignos que permitan disminuir la ignominiosa desigualdad social, la necesaria democratización de los medios informativos, un mayor rigor para abatir la contaminación indiscriminada de los ecosistemas, la falta de credibilidad en le legitimidad política y la carga fiscal sobre los minoritarios contribuyentes cautivos en un país con escandalosos porcentajes de economía informal, indican un escenario nada alentador, de mísera esperanza y escenarios aún más negativos en un futuro próximo.

No obstante, la izquierda política mexicana en el Distrito Federal, quizá viendo las reformas estructurales como algo casi utópico, ha optado por atajar las temáticas new age sobre los derechos fundamentales; y ha, quizá sin proponerlo, desviado la atención sobre temas prioritarios, llevando al debate público micro-temas que despiertan polémica y revuelo social, tal es el caso del matrimonio gay, situación jurídica que ahora exalta las pasiones conservadoras y liberales en todos los periódicos.

Lo que ahora me irrita, es que los líderes católicos accedan a los medios tan facilmente, violando flagrantemente la ley que les impide participar activamente en política, y arremetan sin ningún pudor sobre cuestiones que ya no les incumben.

México, en teoría, fue quizá la primera nación americana en dividir los asuntos de esta secta cristiana y lo concerniente al Estado. La grandeza de Benito Juárez y sus allegados fue establecer esa barrera ante una Iglesia Católica que era omnipresente en cualquier cuestión pública; y por lo tanto, establecía las reglas sociales a su antojo al interpretar con sus típicos desvaríos y desatinos las fábulas bíblicas. Pero no, en México eso cambio desde 1857. Los mexicanos no juran su constitución ante dios como la mayoría de los sudamericanos, ni mucho menos tienen en sus billetes frases místicas como “In God we trust” como los gringos. Sólo quedan uno que otro rescoldo anterior a esa fecha (1857) como el Himno Nacional (1853) que invoca a dios y ya no se cambió, pero eso es otra historia. El hecho cierto es que Juárez y su séquito secularizaron al país, y las instituciones que originalmente permanecieron exclusivamente a la iglesia católica como el bautizo, el matrimonio y la defunción, pasaron a ser trámites estatales alejados del aval eclesiástico. Bajo esta perspectiva, la Infame (como llamaba Voltaire a la iglesia católica) debería entender que el matrimonio civil dista del religioso, y que hay personas que no creen más en sus cuentitos ni en su retocado y arcaico “deber ser”, así que deberían de atenerse a guiar su propio rebaño y no criticar públicamente la vida de los “herejes”, o mejor dicho, libre pensadores.

Ahora viene el cuestionamiento más importante de esta entrada: ¿Es necesario el matrimonio en la sociedad contemporánea? Como otras tantas ficciones humanas, puedo afirmar que el matrimonio no es parte elemental para alcanzar la felicidad o forjar el amor, ni es una condición necesaria para forjar una familia. Es más, actualmente existe una fuerte contracorriente que indica que para amarse no se necesita a un tercero que lo avale. ¡Al carajo con ese teatrito social! La tendencia posmodernista establece un nuevo paradigma de unión libre. Asimismo, el matrimonio etimológicamente proviene del latín “matri-monium”, y representaba para los romanos los derechos que adquiría una mujer para poder tener hijos legítimos con un Paterfamilias. Hoy, la igualdad de género y un diverso dinamismo social han cambiado mucho esa concepción, y el matrimonio deviene un mero convencionalismo más que una obligación o un acto de honor.

Entonces, si la institución matrimonial está en crisis, ¿por qué tanto embrollo? Sólo hay una respuesta: Seguridad jurídica. Me refiero a que el matrimonio avala ante los ojos del Estado un parentesco ficticio con él conyugue y sus parientes sanguíneos. Y, en caso de no existir un testamento patrimonial, ese vínculo ficticio permitira al cónyuge exigir legalmente la herencia en cuestión u otras prestaciones inter vivos que generan derechos y obligaciones. En cuanto a la familia, ésta puede subsistir sin problemas aunque no exista el susodicho lazo matrimonial, basta
con que ambos padres reconozcan a sus hijos y ya.

El punto central en el debate sobre los matrimonios gay se refiere al derecho a adoptar hijos; y es con este punto que centenas de doble-moralistas y conservadores alienados a principios más pasionales que reflexivos, se rasgan las vestiduras aduciendo que es algo estúpido y anormal. Arremeten escandalizados pregonando un desvarío natural de las leyes de la vida; y eso, francamente, me da risa, porque ningún animal en la Tierra ha desvirtuado tanto los principios naturales como el ser humano; y ahora, ante una nimiedad más que sólo implica ofrecer la doble paternidad (o maternidad) a un huérfano ó niño abandonado, estos falsos moralistas, están dispuestos a condenar a un infante al penar callejero antes de permitirle compartir su niñez con homosexuales.

La homofobia mexicana es un fenómeno ampliamente difundido, la hombría y el machismo son elementos típicos en el habla cotidiana, tan normales, que raramente escandalizan a quienes incluso son el centro de las burlas. Ésta, es una realidad que difunden aquellos que se niegan a la adopción gay, ya que, en el caso de que se diera el fenómeno de la doble paternidad, los hijos adoptivos serían objeto de hostigamiento social, sobre todo en su esfera escolar. Es un punto cuestionable pero también digno de ponderación, que podría llevarnos a indagaciones inagotables, ¿qué es primero, el huevo o la gallina?, ¿qué es primero, la legislación normalizadora o una sociedad no preparada para recibir la norma? La historia muestra que muchos hábitos que antiguamente fueron considerados deleznables y fuertemente estigmatizados, devinieron, con la vigencia de la norma y el paso del tiempo en una realidad que simplemente quedó asimilada.

Países como España, Holanda, Bélgica, Australia, Estados Unidos, Uruguay y Canadá, han aprobado la adopción homosexual, no exentos del debate que ahora vive México.

Como sea, parece ser que se le da muchísima importancia a este debate, demasiado espacio en los medios y ahora, hasta yo contribuyo con mis libaciones. En realidad se trata de un micro-tema en términos de impacto real en la sociedad. Desde hace tres años que existe la denominada Sociedad de Convivencia en la Ciudad de México, menos de 700 parejas han optado por ella, número muy pequeño para una jurisdicción que alberga más de ocho millones de habitantes. Seguramente en los casos de matrimonio homosexual el número aumente; no obstante, seguirá siendo un número muy pequeño y, por lo tanto, poco relevante para hablar de un fuerte fenómeno social que destruye a las familias como argumenta el PAN y la iglesia, y menos aún como para hacer un referéndum.

Pero en esto se distrae la gente, con temas que no tienen impacto y se prestan más al chisme y al debate fútil. ¡Qué se casen y tengan a sus niños! así creerán que son más felices. Punto.

Sólo de colofón, los argumentos más tontos que leí:

“Legalizar el matrimonio homosexual establece un agravio comparativo con las personas que viven juntas sin relaciones sexuales” ¿En serio? ¿Y por qué? ¿De dónde sacaron ese juicio tan menso y tan ramplón?

“Legalizar el matrimonio gay debilita la fortaleza del matrimonio natural, igual que la moneda falsa debilita la moneda verdadera” Este argumento no tiene igual.

“En realidad, pocos homosexuales se casan; el objetivo del movimiento gay es destruir el matrimonio heterosexual” Órale, cuidémonos del complot homosexual.

“Legalizar el matrimonio homosexual significa legalizar la entrega de niños a homosexuales pervertidos”
Bueno, que esto lo digan los que creen en la Iglesia Católica sí me hace reir.

“Legalizar el matrimonio homosexual significa poner toda la maquinaria educativa y mediática del Estado al servicio del homosexualismo político” Esto ni Hugo Chávez lo diría

“Legalizar el matrimonio homosexual implicará a medio plazo multas y penas de cárcel para quien critique la actividad homosexual” ¡Bah!

“Casar homosexuales es un experimento social inédito” Cada matrimonio es un experimento social inédito, cada día es inédito, la vida misma es inédita. En resúmen, lo inédito es lo desconocido y sobre eso "desconocido" no se pueden hacer juicios de valor porque no se conoce.

Ahora sí, pasemos a temas sobre problemáticas reales y no imaginarias...
Hasta la próxima.

3 comentarios:

Francisco Reynoso dijo...

Mi bagaje científico siempre despierta en mí el mismo comentario: "no existe tal cosa como la "antinaturalidad" de la homosexualidad, pues no es propio del ser humano dicha práctica sino de los animales en general." Si tomamos en cuenta, entonces, que todos somos creaturas del Señor, pues entonces no veo nada más natural que el sexo a como dé lugar.
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Estaría bueno que pusieras las fuentes de tus frases célebres.

Sofia de Buteco dijo...

Gracias pela visita! rs....

Vale dijo...

Altough I can read and speak spanish I can not write it... so I'll make my comment in english and hope u don't mind :)

I really like this post very much.... In italy we have a situation which is even worst, also because - unfortunatly - we have the pope sitting next door :)

“Legalizar el matrimonio homosexual implicará a medio plazo multas y penas de cárcel para quien critique la actividad homosexual” ... well this would be good!! ;)