lunes, 2 de abril de 2012

Mis cinco mejores fotos

Confieso que me encanta la fotografía y soy adicto a las cámaras. Nunca he tomado un curso ni he tenido una cámara "profesional" (aunque hoy en día con casi cualquiera se puede llegar a hacer maravillas). Pero aún con mi modesta cámara, intento capturar aquello que me impacta, que me resulta irónico, chistoso, extraño o mágicamente cotidiano. Me gustan los retratos, salir en mis propias fotos y verme tiempo después, tan cambiado, tan distante, con gente que desvaneció de mi propia vida. La fotografía, a pesar de la desvalorización posmoderna, es mágica: nos permite capturar para la eternidad una imagen, un instante, una sonrisa. La fotografía habla, reconstruye el pasado en su exactitud material y nos permite comprender un poco qué es importante desde los ojos del otro. A continuación, estimados amigos, lectores o gente que está leyendo esto accidentalmente, les deseo compartir las cinco fotografías que, a mi consideración, son las mejores que he realizado. Ustedes juzgarán. Me gustaría que al final de este post me comentaran cuáles les gustaron más:


1. Los misterios del gato

Aunque los gatos son una especie cotidiana para los humanos, pero aún así no dejan de ser sumamente misteriosos, escurridizos e impredecibles. Un día mi padre metió esta escalara a la casa para cambiar un foco, tan pronto fue a buscar el repuesto, la gata llamada "Nube de algodón" no perdió tiempo y se trepó hasta el quinto peldaño para observar la ventana. De repente, mientras salí de mi cuarto me percate de su peculiar e inocente silueta que contrastaba con el color mamey de la pared y la acuarela de un pintoresco cuadro mexicano.


2. ¿Quién entra primero a la llanta?

En un lugar rural de Tequisquiapan, mis amigazas Marissa y Elisa (¡vaya rima sin esfuerzo!) disputaron una carrera para ver quién podía atravesar primero una llanta de tractor. Esta foto me gustó por la espontánea sonrisa que generó tal reto.


3. Los niños y el diluvio 

Después de una intensa lluvia en el mercado de la Merced, en las cercanías del centro histórico, me encontré a dos niños profundamente dormidos sobre un diablito acondicionado con cartones. Aparentemente los pequeños no se percataron del aguazero, pero su cama improvisada pasó a ser una pequeña isla en medio de un amplio charco. Me hubiera gustado verlos despertar.


4. La carroza de la alegría

La paradoja es el elemento esencial de todo cuento. La foto tomada en el Bordo Poniente nos muestra una carreta de dos niños pepenadores que venían soltando estruendosas carcajadas después, creo, de una exitosa colecta de materiales reciclables. Por lo general, los caballos que vi aquel día en el Bordo estaban malnutridos y llenos de cicatrices, en este caso, me llamó la atención la gallardía que conserva el equino.


5. Solidaridad infantil

Después de platicarlo por unos minutos, una niña convence a su amiguito a aproximarse hacia un seguro chapuzón en las fuentes saltarinas del Monumento a la Revolución. Mientras la niña se mostraba segura, su amigo titubeaba, así que sin ningún prejuicio ni más diálogo, simplemente le tomó la mano para avanzar sin posibilidad de retorno. 

2 comentarios:

Ruth dijo...

Urquieta!!, a mi me gustan mucho las fotos que tomas, de éstas mi favorita es la 5 aunque la 1 también está muy simpática.
Saludos
Ruth (CUM)

Ruth dijo...

Urquieta!!, a mi me gustan mucho las fotos que tomas, de éstas mi favorita es la 5 aunque la 1 también está muy simpática.
Saludos
Ruth (CUM)