domingo, 15 de noviembre de 2009

Las palabras corren

Después de casi dos meses de preparación, les presento el resultado final de este proyecto experimental titulado “Las palabras corren”


Veintitrés personas, respondieron a la solicitud: “Dime lo que quieras en menos de un minuto”. El ejercicio no fue tan sencillo como parece. La mayoría de los seleccionados buscaron alguna orientación adicional, pidieron mayor tiempo para estructurar mentalmente su breve discurso; incluso, hubo quienes me pidieron días de plazo. No obstante, la minoría se lanzó directamente al ruedo y habló lo que le vino en gana sin ningún tipo de censura.


El video procuró dar cierta linealidad discursiva ante la obvia inconexidad en la respuesta de los participantes, quienes tuvieron por única regla comenzar y culminar su participación con la palabra “entonces” y concluir con la frase “y luego”, o viceversa (hubo exepciones). El objetivo era crear un efecto que permitiera crear la ilusión de que todo se decía en un misma plática. Se Trató de un extraño cadáver exquisito, sin la particularidad de inducir a nadie hacia un punto específico, simplemente dejando que todos se expresaran libremente.


La vida social nos lleva a encarar innumerables perspectivas, miles de historias y diversas interpretaciones del mundo. Cada quien reacciona de manera distinta ante un estimulo verbal. Hay quien se cohíbe; hay quien de repente se vuelve excéntrico. Hay quien es predecible; hay quien sorprende por su originalidad.


No existió ninguna imposición en los diálogos. En varias ocasiones el lugar de grabación fue determinante para que el participante se definiera en sus palabras. Hubo quien se limitó a lo descriptivo, quien inventó historias, quienes externaron preocupaciones existenciales, e incluso, quien reveló una parte íntima de sus vidas. En realidad todo fue azaroso y fluyó con una absurda discontinuidad.


Intenté buscar perfiles distintos, lugares variados y contrastes discursivos. Me di cuenta que un trabajo así podría llevarme meses e implicaría cientos de entrevistas para seleccionar, quizá, sólo las veinte participaciones más sobresalientes. No fue así, les muestro lo que va, lo que salió en mis tiempos de ocio, así, en caliente, sin excepciones.


Participaron amistades y desconocidos de diversas nacionalidades, y me gustaría utilizar la palabra “nación” en su sentido más amplio, es decir, no tanto por pertenecer a un país, sino por tener una identidad divergente. Por ello, además del castellano, son habladas cinco lenguas: inglés, mixteco, rumano, neerlandés y suizo-alemán. El problema de los subtítulos lo seguiré debiendo.

Hasta la próxima.