domingo, 5 de septiembre de 2010

Sobre Waking Life 1

Hablar de cine implica introducirse a un universo de posibilidades: impactar visualmente a través de excelentes fotografías o efectos especiales llamativos; seducir con una narrativa ingeniosa; distribuir inteligentemente las escenas en una edición que permita éxtasis prolongados y; por último, sensibilizar al espectador con música u otros efectos de sonido que viertan mayor sentimentalismo a la proyección meramente visual.

A lo largo de mi vida ya he visto un sinnúmero de películas excelentes, cautivadoras, que cumplen a cabalidad las cuatro características ante descritas (aunque alguna de ellas puede llegar a ser prescindibles en un cine experimental y ser aún excelente). Dicho esto, siempre resultará difícil seleccionar algún filme como el mejor o favorito porque siempre habrán elementos que discutir, sin embargo, a pesar de ello, ya desde hace unos dos años he venido diciendo que mi película favorita es Waking Life (2001) de Richard Linklater, un filme que me dejó pensativo por varios días y ha influenciado en mi manera de ver el mundo.

Waking Life es, por así decirlo, una clase viva de filosofía. Se trata de un filme pensante que va construyendo diferentes interpretaciones del mundo desde perspectivas que nos arrojan a los grandes temas que han sacudido a la humanidad desde su origen.
Recientemente vi nuevamente el filme con buenos amigos, pero hablar sobre la película fue un problema debido a la variedad gigantesca de temas que se abordan; por ello, a manera de pasatiempo, cada día de aquí en adelante iré publicando un comentario sobre cada segmento de la película.

1. El viaje en el carro-lancha

Del protagonista nunca se sabrá su nombre ni su origen, sólo sabemos que es un “soñador”, alguien que tiene por destino soñar lúcidamente con personajes que van arrojándole ideas. Al comienzo, cuando el protagonista es niño, una de sus compañeras le muestra a través de un juego manual que su vida está destinada a soñar –idea que podría ser universal y aplicable a cualquier ser humano-.

Al comenzar “el sueño” –si podemos afirmar que en ese momento comienza-, el protagonista llega a una ciudad, a un lugar sin nombre. Al salir de estación de trenes, un conductor de un carro-bote se ofrece a darle aventón, pero el protagonista no sabe exactamente a donde ir; sin embargo accede a abordar la nave.

Ya en camino el conductor le explica que su lancha es “su ventana al mundo”, siempre con imágenes diferentes. Parece que el conductor va sin rumbo fijo, hecho que en ocasiones no le gusta aceptar y sin embargo lo hace porque dice estar consciente que al final siembre llegará a la misma corriente, porque según él, todo desembocará en el mismo lugar: creo que hay que ir en equilibrio con las cosas, si quieres ir con la corriente el mar no rechaza a ningún río, dice el lanchero. “El recorrido no requiere explicaciones, sólo pasajeros, ahí entran ustedes. Es como si entraras al mundo con una caja de crayolas, puedes tener ocho o dieciséis, pero todo depende de qué haces con las crayolas. Y no te preocupes por dibujar dentro de las líneas o fuera de ellas.

La idea me parece clara, aunque quizás existan otras interpretaciones. La vida es como esa lancha, sobre un río, el cual representa el trayecto de la vida. Ese río siempre encontrará un final, y ese final es el mar, metáfora de la muerte. La vida simplemente fluye como un río y no requiere explicaciones, sigue su curso. Los pasajeros hacen la diferencia, inciden en la manera de tomar la corriente. Surge ahí el tema de la casualidad, de la representación a través de la circunstancialidad, y dada esta, se da el siguiente paso: ¿cómo deseas colorear la vida con que tenemos al alcance?

Finalmente el lanchero deja al protagonista en un sitio elegido por otro pasajero. Precisamente es aquel personaje desconocido “el otro”, quien incide en la existencia del protagonista:

-¿Qué hay ahí?
-No lo sé, pero hay algo, y marcará el curso del resto de tu vida.

martes, 27 de julio de 2010

Enrique Urquieta -In Memoriam-

El sábado 17 de junio por la mañana, mi madre me informó que nuestro carismático tío Enrique había fallecido. Ya desde varias semanas atrás, todos sabíamos que le quedaba poco tiempo de vida a causa de un cancer terminal. Despedir a un ser querido es inevitablemente triste, más aún cuando sabemos que no volveremos a verlo en vida. Pero nuestro tío, Enrique Urquieta, aún consciente de su tragedia, nunca dejó de sonreírnos y bromear a cada momento. Ejemplo de sabiduría y estoicismo, su vida fue un apasionante retrato que abarcó los más duros y reconfortantes vaivenes.

“Enrique era tremendo”, repetía mi padre al terminar de contarnos innumerables anécdotas sobre su hermano que, incluso en la melancólica atmósfera de su velorio, provocaron varias risas. El llanto y aplausos de aquel día reflejaron el más vivido recuerdo de un hombre alegre y solidario que transmitió hasta sus últimos días una calidez excepcional.

Comparto con ustedes el bello discurso de Omar Urquieta (hijo de Enrique) y Jiram (nieto), quienes reunieron los siguientes pensamientos para honrar a su padre y abuelo, respectivamente:

Llega el día en que todo se detiene.
El día de la reflexión más profunda
En la que solo existen las preguntas y una gran respuesta
-Guarda Silencio Pues, es la única Respuesta-.



¿Cuáles han sido los oficios de mi padre?

Peleonero. Zapatero. Seminarista de los ojos caídos. Masajista. Bell boy. Traductor y asesor de una fábrica. Vendedor de vitaminas y minerales para ganado. Veterinario de vacas. Gerente de una disco gay. Vendedor de Pm steel. Padrino de doble Alcohólicos Anónimos, aunque volvió a tomar. Vendedor de plumones y camisas en Tepito. Vendedor de oro en las trajineras de Xochimilco. Vendedor de juguetes en los tianguis. Corredor de corazón. Experto en Audiología. Fundador de la Empresa Urquieta Auditivos con sedes en Cuernavaca, Orizaba, Córdoba y Ciudad de México.

Enrique Urquieta “la Coqueta”,Vira boleño de la Góngora”, Góngora y Gorza. Mi padre. El esposo. El hermano. El suegro. El tío. El amigo. El padrino. El súper abuelo (Alcahuete)… EL CACARO.

El caritativo que se quitaba el pan de la boca para compartirlo.

Es su trayecto un gran dibujo en la vida, un tributo a la intensidad, a la alegría, a la burla. Pero
más que todo su trayecto nos ha movido y quebrado en una gran palabra: AMOR.

Esta palabra que puede ser mucho, no ha sido suficiente para describir a mi padre, pues para mi engloba más sentimientos fuera de lo terrenal. Lo amo, lo amamos tanto, que nos duele su partida. Pero esta última etapa de su vida, nos ha enseñado grandes lecciones:


  • Vive sin estatus, sin complejos.

  • ¡Ríe aunque sufras!

  • Ama sin juzgar.

  • ¡Abre tu corazón y mira a tu alrededor!

  • Hoy puedes reír, comer, platicar, caminar. Todo, simple y sencillamente porque tienes “Vida”

  • Aprende a perdonar.

Hoy, yo sigo mi camino con mi frente muy en alto, agradecido por mis padres, mi familia. Mi corazón queda abierto y un pequeño grano de arena simboliza la esperanza de volver a verlo y besarlo.

Pero bueno, “Chale, chale”, diría él. La vida sigue y mañana sale el sol, y no hay cosa más buena y sana que seguir sintiéndote orgulloso de ser el hijo del Cacaro; de ser el nieto, el hermano, el amigo de Enrique Urquieta, de Quique.

Nuestro amor. Nuestro anhelo. Nuestro todo.

Nos tocó convivir y aprender de una persona extraordinariamente maravillosa.

Alguien me dijo que un caballero es alguien valeroso, valiente, sacrificado y alegre. Ese es mi padre.



ENRIQUE URQUIETA PADILLA
Requiescat In Pace

* El último video que grabé de mi tío se puede ver aquí: "Las Palabras Corren". En el minuto 12:27 realiza una chusca descripción de una fiesta de su amado barrio. ¡Adiós tío! Te queremos.

martes, 4 de mayo de 2010

Andanzas por Tlaxcala y el brinquito a Cholula

Ya visto el mural, quedaba poco por hacer en la ciudad de Tlaxcala. Por si las dudas me acerqué a un módulo de información turística en el que dos mancebas atendían en voz bajita. Tan pronto nos vieron, comenzaron a recitarnos sobre las maravillas de Tlaxcala con esta tonadita de me-sé-todo-de-memoria-como-si-fuera-un-casset-y-no-reflexiono-lo-que-digo. Siempre he sentido rechazo a ser tratado como turista, me siento como retrasado mental cuando me dan obvias indicaciones y tengo que mover la cabeza en señal de afirmación. En esta ocasión no quise pasar por eso, interrumpí a la señorita y le solté una pregunta específica, le dije que deseabamos ir a un sitio alejado de la gente, algún recóndito paraje sin autos ni basura. La mujersita se descolocó y no supo ni que decirnos, y cuando ya estaba por contestar, la ataje con una pregunta aún más concreta, deseaba saber si existía algun río visitable o alguna cascada, entonces la chava, con vergonzosa franqueza nos dijo que toda el agua de Tlaxcala, con excepción de una pinchurrienta presa, ya estaba ultracontaminada y no era nada recomendable. Katrin y yo automáticamente nos volteamos a ver con cara de qué-mala-onda; pero eso era real, nuevamente afrontábamos la penosa situación del México central, una zona que vive una agonizante catástrofe ambiental. Pues ya, sin más que decir nos dirigimos a Ocotlán, el templo que, según nos dijo la muchachita, era la más chula construcción de todo el estado.

Aquí algunas fotos que tomamos antes de llegar Ocotlán.

Una parejita demuestra que al amor no le importan las ideologías

Katrin como cuadro viviente al comenzar nuestra escalada en pos de Ocotlán

Pesada subida. Nos encontramos a tan solo unos metros del susodicho santuario . Obsérvese lo fellullón de los alrededores, lleno de ese espantoso cableado.

El santuario de Ocotlán, bien pintoresco como debía de ser.


Dejamos la ciudad de Tlaxcala y fuimos a Xochitécatl, una pequeña zona arqueológica en la cima de una montaña. Lo único chido que hay ahí es que sopla un hiperviento que te hace sentir como papalote. Nos tiramos cual lagartijas al sol y estuvimos unos veinte minutos rostizándonos. Sin rumbo fijo, dajamos la pirámide y tomamos un aventón. El conductor en turno nos hizo algunas sugerencias y nos convenció en visitar Cholula, ya en el estado de Puebla. No recordaba aquella ciudad físicamente, pero sí tenía muy presente el sangriento episodio histórico conocido como La matanza de Cholula. Este sitio tuvo suma importancia en la conquista de México, ya que consolidó la alianza de españoles y tlaxcaltecas, cuando los primeros apoyaron a los segundos a materializar un atroz genocidio de sus enemigos, los cholultecas.
Aqui unas imágenes de Xochitecatl y nuestro camino hacia Cholula:


Unos quince años de pueblo. La festejada disfrazada de mariposita tiene problemas para caminar con ese vestidote.

Katrin y el vendaval de Xochitecatl

yo de borrego


La antigua ciudad de Cholula ostentaba la construcción piramidal más voluminosa de toda América, incluso del mundo. Hoy la pirámide está altamente dañada, totalmente cubierta de pasto y amplios árboles. Al estar nosotros sobre aquel enorme montículo artificial, es inevitable reflexionar sobre el doloroso pasado qe representó la conquista. En la cima de aquella estrcutura, los españoles impusieron su iglesia como símbolo de supremacía. Imaginé que si algún día llegara a tener el poder de decisión sobre qué hacer con Cholula, ordenaría la inmediata demolición de aquel templo crsitiano usurpador y haría desenterrar la emblemática joya arqueológica. Sólo que de repente desperté a la realidad: los poblanos son, en términos generales, una bola de mochos premodernistas. Lástima, es como si en las pirámides de Egipto a algún imbécil se le hubiera ocurrido enterrarle una cruz en la cima. Pero bueno, qué se le va a hacer...



Con Katrin en la cima de la pirámide de Cholula. Detrás de nosotros, una espesa capa de contaminación, y más atrás, el volcán La Malinche

Colosos al atardecer

Poblanos que me dijeron -¡Ándale manito, sácanos una foto!-


Y aquí un video que hicimos sobre la pirámide de Cholula con el hermoso fondo del danzón N° 2 de Arturo Márquez.

Tlaxcala en corto

Ya desde varios meses tenía la intención de volver a Tlaxcala, quizá no se trate de un sitio muy espectacular, pero definitivamente hay algo que me atrae de esa tierra. Quiero suponer que me inquieta su pasado prehispánico, su “tramposa” alianza con los españoles que, según cuenta la historia, terminó por aniquilar al imperio mexica. Y ahora, con el paso del tiempo se malentiende como una traición hacia su propia cultura, ¡zaz!.

Tlaxcala es el estado más pequeñín de nuestra maltrecha república. Lo más destacable es un bello volcán: el Matlacuéyatl “Señora de la falda verde”; sin embargo ya casi nadie le dice así, porque a los españoles les dio la gana decirle La Malinche y la mayoría del populacho los siguió cual borregos. El hecho es que este hermoso volcán se observa desde cualquier parte del estado, o bueno, eso es lo que dicen los tlaxcaltecas.


Lo que sí es muy bello y me tocó presenciar junto a mi amiga Katrin, es el tramo de dos horas que entrelaza al DFectuoso con Tlaxcala, ya que necesariamente se deben de bordear los majestuosos volcanes que circundan al Valle de Anáhuac, el Popocatépetl y el Iztaccihuátl.


Llegamos a Tlaxcala de Xicohtencatl, la meritita capital. Al salir de la estación nos encontramos un sitio espantoso, nada estético y mal pavimentado. Preguntamos por el centro histórico y una vendedora ambulante nos dio las coordenadas. La ciudad es muy pequeña y en menos de cinco minutos ya estábamos en la avenida principal, cruzamos el repugnante río Zahuapan, bañado por aguas negras, pero eso sí, decorado con unas cuatro o cinco jacarandas en pleno floreo. Finalmente, pasamos al palacio de gobierno de Tlaxcala, donde, por así decirlo, se encuentra la joya de la ciudad: los murales de Desiderio Hernández Xochitiotzin.
Hernández es uno de los grandes muralistas de México, discípulo de Diego Rivera y Francisco Goitia, logró crear un estilo propio, mucho más colorido y visualmente atractivo que el propio Rivera, quien brilla por su tono opaco. La obra visitada, al igual que la mayoría de las demás obras de la corriente muralista, intenta transmitir didácticamente la historia de Tlaxcala, enaltecerla y romper de una vez por todas con la pesada carga histórica que se le atribuye al pueblo aliado de Cortés. La conquista española no significó una sumisión para los tlaxcaltecas, sino un triunfo que les permitió mantener un estatus privilegiado bajo el régimen colonial. No se conservó la religión prehispánica y también se les hizo cristianos por las malas, pero finalmente fueron quizá el pueblo indígena mejor librado ante el embate de los barbudos europeos.
Aquí os dejo algunas imágenes del gran mural:



Tlaxcaltecas idealizados en una sociedad multicolor. Como figura central Xicohtencatl huehue y su hijo. Además se oberva al fondo de la ciudad el volcán Matlacuéyatl

Xicohténcatl huehue, se alía con los conquistadores gachupínes

Los tlaxcaltecas vestidos con una capita europeizada y su báculo mágico, declaran inaugurada la real villa de Tlaxcala con sus cuates hispanos.

Tlaxcaltecas y españoles contra aztecas agonizantes, Obsérvese que el tlaxcalteca porta una espada ensangrentada.

A los personajes importantes del siglo XIX, Hernández les pintó su documento simbólico en forma de pergamino, esfuerzo vano porque dudo que alguien los lea.

Con Katrin en el segundo piso

Y ahora el videito con la participación de Katrin, quien muestra sus habilidades de interprete al traducir todo lo que improviso al alemán:




martes, 27 de abril de 2010

La cloaca de la Ciudad de México

Se trata de la presa Endhó, una vergüenza más de nuestro añorado bicentenario.

Desde la construcción del Emisor Central de la Ciudad de México en 1979, la presa Endhó, ubicada en el Valle del Mezquital, ha alojado la mayor parte del agua residual que se produce en el Valle de Anáhuac. Esta agua tiene un fin: ser utilizada para el riego de legumbres, hortalizas y alfalfa que abastecen a la Central de Abastos de la misma Ciudad de México y que alimenta al ganado de toda la cuenca lechera ubicada Coahuila, Guanajuato y Aguascalientes.

El trastorno ambiental es insoslayable. La población que habitaba el Valle del Mezquital desde antes de la construcción de la presa continua en pie de lucha por su infortunio. El agua residual trae consigo enfermedades. La mayoría de las personas que hablaron con nostros, aseguraron padecer gastritis y problemas respiratorios atribuidos al contacto con el agua insalubre. La peste es insufrible, sólo imagine usted que este lugar alberga casi la totalidad de las heces de los habitantes del DF. Por obvias razones, la población ha perdido cualquier respeto por el ecosistema. El Valle del Mezquital es un basurero y los mismos pobladores lo asumen como tal. En este lugar es perfectamente normal lanzar los desechos al suelo, a fin de cuentas ya está más que contaminado.

Por ahora deseo mostrarles algunas imágenes de nuestra primera expedición a esta presa. Andrés Barrios, mejor conocido como El Príncipe, sufrió en demasía por el penetrante olor y el asedio de mosquitos. Por mi parte, sentí una fuerte depresión al corroborar que todo acto humano conlleva a un inevitable impacto ambiental, y es lógico que, una megaurbe como la nuestra terminaría por generar una catástrofe del tamaño de Endhó. Creo que para muchos sería mejor no saber nada acerca de este lugar, borrarlo de los mapas y simplemente acostumbrarnos a no querer ver lo que hay más allá de los horizontes de nuestra ciudad. Lamentablemente, la realidad, esta vez, es inocultable....


Prinz von Bayern camina asqueado alrededor del sitio.

Presa Endhó, zona de catástrofe ambiental

Foco de infecciones para pobladores y animales que habitan la zona

El corredor industrial de Tula, Hidalgo. Literalmente se trata del culo del Distrito Federal

El Valle del Mezquital: De una zona desértica a un vergel de abundancia. Todo gracias a las cacas de los chilangos.

Vaquita amarrada a orillas de la presa. Se encontraba rodeada de moscas y con infecciones en su piel.

viernes, 23 de abril de 2010

Dos mexicanos en África

Les dejo aquí una experiencia que viví con mi amigazo Carlos Zazueta, mundialmente conocido como El Malacopa.

miércoles, 31 de marzo de 2010

El basurero más grande del mundo

Nostalgia por un paisaje que nunca vi

***Habíase una vez en el Valle de Anáhuac cinco grandes lagos que se unían ocasionalmente en época de lluvias y conformaban un bello espejo de agua coronado por la majestuosidad del volcán Popocatépetl e Iztaccihuátl. En las aguas de aquel vergel, existía un variado ecosistema conformado por garzas, peces, ajolotes (anfibios endémicos), gallaretas, etc. Con el tiempo, decenas de pueblos se asentaron en aquel valle lacustre, y poco a poco, el paisaje se fue modificando. Primero pequeñas y humildes balsas se internaron en sus aguas con el fin de pescar, y después, cuando las técnicas de producción agrícola avanzaron, se instalaron las primeras chinampas, un método típicamente mesoaméricano que implicaba crear pequeños y simétricos plantíos flotantes. De todas las poblaciones, la más notable fue la magna ciudad de Tenochtitlán, capital del imperio mexica (o azteca, para todos aquellos que se confunden), que se ubicaba en un islote en el corazón del lago de Texcoco. Esa impresionante urbe, pináculo de la civilización mesoamericana, devendría a partir de la invasión y conquista española en la actual Ciudad de México.


La nueva ciudad comenzó a crecer y aquel lago salobre, que representaba pocos beneficios y era más bien una amenaza por las inundaciones, fue objeto de obras hidráulicas para su desagüe parcial. Los ríos que lo nutrían el gran lago fueron cambiados de cauce; y así, con el arribo del siglo XX y métodos técnicos mucho más sofisticados, el agua restante se fue entubando hasta secar casi en su totalidad a un ya empobrecido lago. A la postre, el factor de crecimiento urbano fue determinante. Hoy, con toda franqueza, sería difícil creer que el centro de la capital mexicana estuvo rodeado alguna vez de agua, y más aún, imaginar que delegaciones como Benito Juárez, Iztacalco y Venustiano Carranza alguna vez no fueron tierra firme.


Sólo quedaron pequeños remanentes de aquel majestuoso lago de Texcoco en la zona oriental de la ciudad. Quizá los más notables rescoldos sean la laguna artificial “Nabor Carrillo”, de casi mil hectáreas, así como la laguna Zumpángo, gravísimamente contaminada por aguas residuales que prácticamente la hacen un foco de infecciones, y por último, lo que todavía hasta los años 70 siguió conociéndose como “Lago de Texcoco”, y que hoy, ignominiosamente, alberga al basurero más grande del mundo: El Bordo Poniente.

Conocer el Bordo Poniente

Decidí visitar por cuenta propia el único y sobresaturado basurero de mi ciudad, sitio de enormes proporciones que no aparece ubicado en ningún mapa turístico. Para decirlo de alguna manera, es una región sin nombre que simplemente no existe ante los ojos de la mayoría de los capitalinos (y quizá aunque supieran de su existencia, prferirían negarlo)


A través de Google Earth pude conocer su exacta ubicación e inmensa superficie y así, sin meditarlo demasiado, me dirigí al metro más cercano, pregunté a algunos vendedores ambulantes la manera de llegar, y ellos un poco extrañados, seguramente pregutándose -¿Y este wey qué chingados va ir a hacer allá?- me ubicaron y sugirieron tomar un camión rumbo a Chimalhuacán, que pasaba exactamente al lado del gran basurero.


Ya en el camión, no hubiera sido necesario alzar la mirada para saber que me encontraba cerca del Bordo; paulatinamente un olor hediondo se hizo constante. Una mujer que estaba a mi lado, a quien con anterioridad le había pedido que me orientara antes de llegar a mi exótico destino, asintió con su cabeza y me dijo: “ahí tienes el basurero”. Así que apresuré el pasó y bajé en una zona muy extraña, sucia, con muchas carrozas destartaladas y algunos caballos amarrados. Enfrente de mí había una gigantesca acera que ligeramente tapaba la vista, detrás se encontraba el enorme basurero.

Ingresé cautelosamente a aquella zona resguardada por algunos señores que al parecer cobran alguna cuota a cada camión que va a depositar su basura; literalmente me colé sin ser visto y me fui sumergiendo lentamente en un inframundo totalmente marginalizado. Caminé entre casas de cartón, lámina y esos tontos plásticos que se utilizan en las campañas electorales para inscribir frases insulsas. No veía más personas, hubieron como diez minutos que caminé sin ver a nadie, supongo que la gente estaría trabajando alejada de sus viviendas. Posteriormente salí a una especie de cancha de fútbol repleta de charcos hediondos, ahí sí habian algunas personas que me veían con rareza y desconfianza; yo, intentando mostrar seguridad, caminé sin miramientos hacia una dirección fija, lo que creía era, el corazón del Bordo.

Hasta ese momento las imágenes vistas me eran sumamente impactantes. Aunque portaba conmigo una cámara fotográfica me era difícil sacarla de mi mochila, no quería causar enfados a los pobladores ni mucho menos hacer una muestra de ostentación innecesaria. Sin embargo no desistí, busqué algunos sitios relativamente escondidos y con sensata cautela comencé a retratar los crudos e inimaginables cuadros de aquel sitio olvidado por el mundo. De repente, mientras retrataba a algunos niños descamisados entre la basura, escuché una voz ruda - ¿Qué haces aquí?-, me preguntó el chofer de un camión de basura. Yo, tratando de ser extremadamente simpático le di la mano y le dije que simplemente deseaba conocer lo que ahí existía. Al parecer mi actitud positiva me ayudó, y el chofer terminó por explicarme la disposición de la basura en el Bordo y las tres zonas que lo componen: La primera sección alberga desechos de construcción; la segunda, comprende siete tiraderos en los que se efectúa la pepena; y la tercera, contiene la basura inservible ya compactada. Después de aquella oportuna y suertuda orientación me dirigí a la zona de reciclaje para conocer de cerca la vida de los pepenadores.


Tomé un pequeño descanso en unas vías de ferrocarril abandonadas que se sitúan en los márgenes del basurero e imaginé con cierta tristeza que tan sólo treinta años atrás, algún pasajero al estar viajando por tren habría visto por su ventanilla aquel inmenso lago de Texcoco, ahora irreconocible. El sol caía a plomo, se vislumbraba un panorama repleto de desechos en descomposición, e incluso, si se fijaba la mirada, era posible ver cómo emanaba el gas metano que desdibujaba la nitidez del horizonte en ondulaciones caprichosas con dirección al cielo. La pestilencia no me era ya tan repulsiva, mi olfato comenzaba a adaptarse. Y mientras estaba ahí sentado en medio de mis reflexiones, desde una pequeñita chozita que estaba enfrente de mí, salió un hombre robusto de gran tamaño que se dirigió directamente hacia donde estaba sentado y, con un tono bravucón y pendenciero, comenzó a insultarme: -¿Qué te crees cabrón?, ya te vi que andas tomando fotos, aquí no puedes estar haciendo esas chingaderas.- Reaccioné lentamente, seguramente no pensé que la amenaza fuera directamente a mí, y cuando este sujeto se encontraba a sólo tres pasos para alcanzarme, una súbita reacción me hizo levantar como rayo y emprender la fuga , mientras aquel hombre gordo, ante la impotencia de atraparme, se conformó con gritarme, -¡pinche putooo!-. Fue mi momento de mayor exaltación. Mi último deseo era tener conflictos, y menos aún, pelearme; temí por mi integridad y sí, debo admitirlo, por mi cámara. Aunque ya lo sabía, me hice más conciente de que estaba en una tierra sin ley, era un intruso en territorio ajeno y era necesario medir el riesgo. A partir de ese momento mi discreción como fotógrafo se volvió religiosa.


Llegué a la segunda sección del Bordo, zona de tiraderos que alberga las miserables viviendas de los pepenadores. Conocí el primer tiradero e inmediatamente me encararon dos sujetos poco amigables que preguntaron de forma hostil el por qué estaba allí; entonces yo, tratando de no mostrar intimidación, respondí que tan solo hacía un trabajo acerca del reciclaje en México y que quería conocer de cerca su útil labor ambiental, me presenté como estudiante universitario, les invité un refresco y se obvió un benéfico cambio de actitud. Y así, con ese pequeño "soborno" conseguí internarme enorme mar de basura.


Antes de entrar a cada tiradero existe una especie de vecindad con cerca de cuarenta hogares, cada vivienda generalmente tiene un carruaje con un caballo, burro o mula que son utilizados para trasladar los desechos. Estos desafortunados animales pastan el pequeño "verdor" que crece entre la inmundicia, y son el más triste reflejo de la deplorable condición del sitio, sus cuerpos mal nutridos dejan entrever sus costillas salidas e infinidad de cicatrices. Podría hablar del maltrato que vi, pero prefiero no hacerlo para que el lector no se ponga a llorar.


Adentrarse en el basurero es desolador, la cantidad de desechos atiborrados es inmensa y, entre aquel mar ingente de putrefacción y moscas se encuentran cientos de seres humanos trabajando. Entre los pepenadores no hay distinción de edad, es fácil ver desde niños de cuatro o cinco años, hasta señoras ancianas que deambulan entre coloridas montañas de desperdicio humano. Lo visto ahí es difícil de describir, me faltó coraje o quizá, tuve excesiva prudencia para no retratar los rostros de aquella gente laborando en condiciones infrahumanas. ¿A quién podría culparse por esta cruda realidad?; ¿al gobierno?; ¿a la misma sociedad?; ¿a los propios pepenadores que se instalaron en un lugar inhóspito para vivir? Sinceramente no podría concretar un criterio claro sobre el origen de tal marginación. Sin embargo, la realidad es inocultable y, aunque para nosotros resulte complejo asimilarlo, los pepenadores han establecido una forma de vida familiar y social que prueba de manera inequívoca que el ser humano puede adaptarse a cualquier medio y sobrevivir.

Cifras del mayor basurero del mundo

El Bordo Poniente ocupa 472 hectáreas, de las cuales 320 son destinadas a la disposición final de residuos, es decir, desechos no reciclables que se compactan y quedan al aire libre en un proceso continuo de descomposición, la cual produce emisiones de gases de efecto invernadero equivalentes a la utilización diaria de 10 mil automóviles.

Diariamente ingresan a este basurero 600 camiones que depositan una cantidad equivalente a 12 mil toneladas de residuos, que corresponden a la producción de 1,5kg de basura por habitante en el Distrito Federal.Añadir imagen

El basurero alberga aproximadamente a 3 mil personas que trabajan de la pepena. Existe la Asociación Civil, Frente Único de Pepenadores, que cuenta con 400 miembros.

Desde el 2004 el Bordo Poniente ha sobrepasado sus límites preestablecidos; sin embargo, ha resultado difícil encontrar un relleno suplente que pueda cubrir la cantidad de basura que genera la megalópolis.

El peligro de seguir vertiendo la basura de manera indiscriminada es enorme, según la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) el peso de la basura compactada ha provocado un hundimiento que va desde los 14 hasta los 21 metros, con el riesgo de que se rompa la geomembrana ( capa que se utiliza como protección ambiental en los rellenos sanitarios) si esto ocurre la contaminación de los mantos acuíferos del valle de México podría ser muy grave, debido a que los desechos orgánicos en descomposición producen un líquido nocivo llamado lixiviado, al liberarse pondría en riesgo la infraestructura hidráulica de la zona metropolitana y por ende, la salud de la población.

La llegada al Bordo Poniente, foto tomada con trípode

Niño descamisado con problemas infecciosos en la piel


Montaña de plásticos, en su esquina derecha reposan tres perros. Recomiendo que haga click en la imagen para verla en su tamaño original.

Caballos malnutridos se alimentan en unos de los tiraderos

Transporte de unos niños en el depósito de llantas

Nostalgia de un lugar que nunca vi. Las vías del tren que algun día bordearon al inexistente Lago de Texcoco

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*** Este artículo lo publiqué en la tercera edición de la ahora extinta revista electrónica Distintas Latitudes. Ahora, unos meses después, resurgió el interés por dar a conocer esta zona de catástrofe ambiental. Ya pronto, espero no más dos meses, intentaré compartir un video-documental que muestre la terrible realidad ambiental de nuestro Valle de Anáhuac, a veces tan cercana y a la vez tan distante.




La última noche

Parece mentira, pero en esta ocasión les presento el talento de mi hermano Sebastián, mejor conocido como El Bodo, quien consiguió que Los Simpson interpretaran su primer éxito musical. Los dejo con "La ùltima noche". En serio, ¿será la última...?

Aplausos al final, bueno, si quieren.

martes, 30 de marzo de 2010

El espectáculo más repugnante

El día de ayer tuve la fortuna de conocer a Gustavo Larios, presidente de la Asociación Mexicana por el Derecho de los Animales. Mi motivo al visitarlo era realizar una breve entrevista que necesitaba para mejorar un artículo que realizo para Treff3. Ya terminada la entrevista, nuestra plática se prolongó por horas, incluso me ofreció participar en debates sobre ética y no me pude negar.

Quizá sea un tema sumamente choteado, probablemente de desinterés para muchos, pero como francamente me encuentro en un paulatino abandono de este nimio blog, ya no escribo pensando en un público potencial, sino meramente por el gusto de hacerlo y así, aunque parezca reiterativo, tomaré el tema que más me impresionó ayer por la tarde: la corrida de toros.

No cabe duda que una de las herencias más repugnantes que dejó España a su paso es la tauromaquia, un “deporte” o “actividad cultural” que enaltece la figura “del matador” o “torero” por su osadía al enfrentarse a un animal previamente torturado. ¡oh, gran heroísmo! (eso fue sarcasmo)

Gustavo Larios encabeza al grupo anti taurino más importante de México, conoce a fondo la temática y ha estado presente en decenas de debates que condenan esta práctica deleznable.
Francamente desconocía mucho sobre el tema, sabía que era algo reprobable, que se escudaba bajo la pendeja idea de “ser una expresión cultural”, que era un evento sangriento y que, de manera obvia, habían muchos grupos pro-animales que sentenciaban aquel acto barbárico.

Pero ahora, conociendo las minuciosidades de “la fiesta brava”, no tengo la menor duda en unirme con ahínco a las protestas y movilizaciones para exigir un alto a un evento tan cruel y retrogrado como este.

Surgen cuestionamientos básicos: ¿Por qué llevar a un animal que sólo se guía por un instinto de supervivencia a una agonía sangrienta? ¿Qué mente enferma se puede deleitar con eso? ¿Acaso no representa el trastorno violento más vergonzoso?

Y no es sólo eso, la agonía comienza desde antes de que el toro salga a la plaza. Al coloso animal se le unta vaselina en los ojos para nublar su visión, se le clavan enormes arpones para que se desangre poco a poco, y para que cada movimiento le desgarre sus músculos. ¿Acaso eso es valentía? Además, los pobres caballos que “afrontan” al toro para que su jinete los pique, son sometidos a un previo corte de cuerdas vocales para que no impacten al público con agonizantes relinchidos de dolor. En fin, sólo queda decir ¡Basta!

Dejo aquí un video en el que un peruano expresa sun inconformidad por este abominable espectáculo:

martes, 16 de marzo de 2010

La entrevista con Janina Mobius

Conocer a Janina Mobius fue una casualidad que devino fortuna. Todo comenzó en una plática banquetera con el noble Karun Yamin, quien me contaba sus hazañas de niñez y juventud dignas de una novela. Hablabamos sobre trenes cargueros, cómo montarlos y viajar en ellos; tema que me interesó mucho por ser sumamente exótico y extremo. Y es que desde un año atrás, he idorompiendo los esquemas tradicionales del mochileo. Últimamente había experimentado inolvidables aventones carreteros; por ello, la posibilidad de colarse a un tren en los términos karunescos sonaba hartamente emocionante. Ya sabía que mucha gente, sobretodo indocumentados centroamericanos, utilizaban estos trenes para trasladarse al incierto american dream (or nigthmare), pero jamás había conocido a nadie que hubiera estado ahí para contarmelo. Cada día se aprende algo, de eso no hay duda, y en esta ocasión la experiencia de Karun me recreó un mundo. Incluso, mientras comiamos una suculenta torta de tamal, me invito a hacer algun breve y arriesgado recorrido en tren, quizá simplemente un paseo ida y vuelta entre DF-Querétaro, no lo sabíamos con certeza, pero ya comenzabamo a planear algun paseo. Mi boba ingenuidad salió a flote y pregunté si aquel pequeño viaje sería inseguro, Karun, echando una sonrisa al aire obvió la respuesta. Sólo no te lleves tu cámara, repuso.
En fin, ¿A qué va todo esto? Pues a un dato curioso que sacó el mismo Karun aquella mañana, ya que según él, en un lugar y fecha que no recordaba, había visto que pronto se estrenaría un documental sobre la travesía de indocumentados centroamericanos en trenes cargueros por México. Esa información me picó la curiosidad y tan pronto llegué a casa me dispuse a investigar sobre dicho documental, y tan solo con un googlazo apareció la obra de una directora alemana: "Lotería", que precisamente se iba a estrenar en un par de días. Inmediatamente hablé con Nora, mi jefa de treff3, y le propuse la idea de hacer un artículo sobre la premier de Lotería. Tuve luz verde y me lancé gustoso a la Asociación Henrich Boll para cubrir el evento como prensa.

Dicho y hecho, lo vi, me gustó y realicé un artículo: Nacer es una "Lotería", misión que me llevó a entrevistar a la directora Janina Mobius. Desde el primer momento que hablé con ella noté una gran simpatía y una genuina sensibilidad social y artística. Creo que tuvimos muy buena empatía y no titubié en platicarle mi gusto por los documentales y mi voluntad por penetrar en esa atmósfera, le conté de mi incipiente proyecto y se dispuso amablemente a echarme la mano.

Con el paso de los días llegué a entrevistarme con ella en Coyoacán. Esta vez so pretexto de realizar un nuevo artículo para treff3 sobre la lucha libre, aunque aquel tema pasó a segundo término. Hablamos de documentales en general, de la técnica en su elaboración, sobre diversos esquemas narrativos, medios de difusión, y los más importante: financiamiento. Hicimos buena amistad, al poco tiempo me invitó a su casa por unos mezcales y después fuimos a comer. Conocer a Janina me dejó muy contento por su talento y sencillez, es una de esas personas que consiguen transmitir una gran energía y terminan por contagiarte. ¡Buena suerte Janina! ¡Feliz regreso a Alemania!

viernes, 19 de febrero de 2010

Enero no existió

El enero pasado fue por mucho el mes más inactivo de mi vida: hubo escaso trabajo, mínima lectura, pocas actividades fuera del hogar y nulo ejercicio. Todo por causa de las malditas condiciones postoperatorias. No obstante, todo ese vigor contenido explotó al inicio de febrero, cuando nuevamente salí a explorar la urbe, a reencontrar amistades y regresar a la Universidad; aunque todavía lo del trabajo lo dejaré para marzo, ya ven esto de la procastinación.

Pero ya estoy feliz, lleno de anhelos y en una constante programación de lo que será el 2010. Oficialmente enero no existió, quedó borrado de mi memoria y decidí que por única vez, este año inició en febrero. De hecho mi cumpleaños (11 de enero) lo trasladé a febrero, y aunque ya me había hastiado de los auto-festejos, en esta ocasión, a manera de evento extraordinario, convoqué una peculiar fiesta cumpleañera en casa.

Me dio gusto ver a todo el tropel departiendo a mi lado. Como es natural, las amistades van cambiando, pero es grato saber que algunas prevalecen con el tiempo. Y así, con el deseo de realizar una buena pachanga, no escatimé en invitados y mi humilde casa se sobrepobló. Para mí no hubo excesos, aunque mis padres opinen lo contrario, dizque no los dejé dormir, pero quizá eso era inevitable. Pero eso no fue nada, cuando realmente se molestaron y me dijeron –Te pasaste mano-, fue en la mañana al descubrir que todavía restaban ocho personas más durmiendo por todos lados.

¡Oh, fiesta, congregación viciosa!, ¡vamos efebos, llenad la copa!...
Finalmente fue chido ver a varias amistades por acá, en mi cantón. Faltaron algunos cuates infalibles, pero ya se han excusado. A todos los que sí vinieron les agradezco, y aunque casi no tomé fotos, espero que queden varias imágenes en la memoria.

Eso sí, la fiestilla fue el momento ideal para grabar a mi amiga-cantante favorita, Sherezada, quien en compañía de Ilizaliturri “ el virtuoso de la guitarra”, interpretó “Naila”, canción que les escuché un par de meses atrás y me encantó.
Aquí está el video…








Dormí sólo media hora, mi madre estaba un poco histérica y quería que comenzara muy temprano a recoger el marranero que había quedado en la casa. Los invitados que poco a poco fueron despertando a la cruda realidad se solidarizaron con la limpieza y antes de medio día la casa ya había vuelto a su condición habitual.

Faltaría mencionar que se batió un nuevo record, para esa noche hospedé a tres couchsurferas que llegaron por separado: Hanne de Bélgica, Julia de Austria y Sami del Perú.

Sami se fue temprano, Hanne huyó con mi hermano a la UNAM y sólo nos quedamos Julia y yo recogiendo hasta la última colilla de cigarro; al terminar, en vez de dormir como seguramente el cuerpo ya lo exigía, salimos rumbo al centro histórico en pos de diversión. Julia adora imitar estatuas, tiene un talento nato para hacerlo y eso nos arrancó muchas risas, porque en varias ocasiones, cuando la escultura lo ameritaba por tener varios personajes, teníamos que buscar algún “extra” improvisado de entre la gente.

Aquí algunos ejemplos del arte Juliana:



Julia arriesga el físico para imitar al hombre de ciencias en la UNAM. Su caída hizo que su pantalón favorito se rompiera

Imitación de la canoa en Avenida Reforma

monumento a los niños héroes, Chapultepec

Y aprovechando que el cielo de mi contamiado Valle de Anáhuac era diáfano, subí por primera vez a la torre latinoamericana en compañía de Julia. Casualidad, se trataba del día 14 de febrero y habían centenas de parejitas bezuqueándose. Después entendimos la situación: por especial ocasión, el boleto de entrada inculía un exclusivo casamiento desde las alturas. Nunca había pensado casarme, pero ya con esa oferta decidimos hacerlo. Sí, fue un emotivo momento, de esos que trascenderán en la memoria, aunque mi matrimonio sólo nos duró tres días, después mi esposa regresaría a su país...


Aquí el video de la vista desde la torre y nuestro diálogo pre marital:


miércoles, 3 de febrero de 2010

¡Buena suerte, amigos del Renato!

Ya abandonan México los viajeros del Renato, Fernando y María, matrimonio argentino que se vino en carro (El Renato) desde la lejanísima Buenos Aires. Los conocí un mes atrás en un campamento hippie de la playa de Sayulita, Nayarit; bello sitio para departir sobre temas mundanos y reírnos del mundo. Los intrépidos ches sumaron casi siete meses de aventuras por latinoamericana, con tanto tiempo, ya habían acumulado muchísimas pavadas y pelotudeces que me contaron mientras reposabamos en la arena y veíamos un bello atardecer sobre el interminable mar. Vaya que me divertí con mis nuevos amigos. Pero todo acaba y mis compadres maradonianos estarán dentro de poco en su rutina porteña. -Será difícil adapatarse,- les dije sin la menor duda: viajar es como un sueño y despertar no es cosa fácil. Sus últimos días en México los pasaron aquí, en mi Valle de Anáhuac. Ya desde Sayulita habíamos hecho una promesa que debiamos cumplir: El día que los viajeros del Renato pisaran DF, cantaríamos el himno zapatista en el zócalo. Pero ya alegres y con buena compañía como mi amigo Omar Polo, una couchsurfera y otras dos personajes que se aparecieron, no pudimos dejar de cantar en la UNAM y en la insigne plaza del mariachi: Garibaldi...

Aquí les dejo el vídeo de dos noches divertidas.







María y Fernando: Espero que pronto nos veamos nuevamente para que esa próxima vez, cantemos desde su obelisco en Buenos Aires "La mano de Dios" Maradooo, Maradooo!!

Adiós amigos, un fuerte abrazo.




foto oficial en Garibaldi

sábado, 30 de enero de 2010

"La cagaste y ya no la hiciste de pedo"…

Últimamente con esta nueva tendencia internacionalizadora, he tratado de hablar un castellano universal, sin regionalismos, comprensible para cualquiera que hable mínimamente mi lenguaje. Mi único objetivo: ser cabalmente entendido. No obstante, siendo consciente de que muchas palabras chilangas son incomprensibles, incluso para propios mexicanos, resulta inevitable no decirlas, simplemente afloran, se vuelven esenciales en este ambiente urbano y son parte integra de nuestra identidad.
La semana pasada recibí en casa a la primera couchsurfera latinoamericana, la simpática Sami, del Perú. Ella mostraba un peculiar interés por digerir minuciosamente todas las conversaciones chilangas que, naturalmente, caían en lo ininteligible para alguien que no vive en el Valle de Anáhuac, pero Sami no tuvo pena en interrumpir inmediatamente nuestras charlas para preguntar por aquello que no le hacía ningún sentido, entonces Karun, El Príncipe, Jordy o yo, nos dábamos a la tarea de buscar algún sinónimo de la palabra en cuestión, e incluso, tratabamos de ejemplificar con situaciones específicas en las que se podrían utilizar aquellos mexicanismos. Así salieron a la luz palabras o frases muy comunes en mi léxico como: chafa, órale, manito, cuate, no manches, ¡qué poca-madre!, desmadre, chingaderas, apachurrar, etc.

Esas pláticas me hicieron recordar la añeja lectura de nuestro apreciado Nobel de literatura: Octavio Paz, y su memorable ensayo El laberinto de la soledad, en el que, de una manera magistral, dedica el capítulo “Hijos de la Malinche” a una recapitulación histórica y sociológica sobre las malas palabras mexicanas. Paz explica que, de entre todas nuestras groserías, la más explosiva, agresiva y a la vez ambigua es: CHINGAR. Según él, sólo bastaría un pequeño cambio en la entonación de este verbo para dotarlo de un sentido ofensivo o pícaro. Además, "chingar" tiene múltiples acepciones, buenas y malas; pero aún con el sentido aparentemente más positivo, no deja de ser una palabra sabidamente “incorrecta”. Me atrevería a afirmar, que para cualquier niño que la utilice, en cualquier circunstancia, de manera inevitable generaría cierto asombro negativo en quienes lo escuchen.
Paz especula lucidamente que el origen de CHINGAR proviene de la historia de la mismísima Malinche, quien fue la amante del conquistador español Hernán Cortés, y, aún siendo madre de uno de sus hijos, jamás fue reconocida plenamente, quedando en la memoria como un personaje estigmatizado en su desgracia, ya que colaboró con el invasor y, poco después, recibió su ignominioso desprecio. La situación de la Malinche fue cotidiana en la Nueva España: gachupines abusadores de mujeres indígenas que terminaban por procrear hijos bastardos. Bajo este contexto, aquella mujer ultrajada y desprotegida pasó a ser “la chingada”, y enfrentó la perra vida en soledad y el insufrible peso psicológico de una violación sexual. Por ello, “chingar a la madre” es, por así decirlo, la majadería más común y altisonante entre los mexicanos. -Resúmen ejecutivo. Recomendación: leer el libro.-


En esta ocasión, mi objetivo no es hablar más de CHINGAR, palabra ya muy estudiada. Deseo ampliar desde la perspectiva del 2010, aquello que el egregio Octavio Paz no pudo prever en 1950: nuestra evolución lingüística en las palabrotas. Y hoy, al releer la obra de nuestro escritor consentido, encontré el siguiente texto:

"Los españoles abusan de las palabras fuertes. Frente a ellos el mexicano es singularmente pulcro. Los españoles se complacen en la blasfemia y escatología. Es simple, el español insulta a Dios porque cree en él. La blasfemia dice Machado, es una oración al revés. El placer que experimentan muchos españoles al mezclar la mierda con lo sagrado se parece un poco al de los niños al jugar con lodo.”

Es cierto, los mexicanos no blasfemamos, es algo que no está arraigado en nuestra cultura y por lo tanto, sería muy mal visto en sociedad. Pero un aire escatológico sí ha permeado notablemente el habla vulgar. Es el caso de la palabra “pedo”, que aunque no se refiere directamente al excremento, sí es su preludio o su compañía. Ya por sí, el verbo “cagar” también ha adquirido variadas significaciones que son compartidas generalmente con los demás países latinoamericanos: “Una cagada”, hace referencia a la comisión de un error. Aunque, quizá como particularidad mexicana, podríamos pensar en la expresión “cagado”, que no se utiliza únicamente para describir a quien está embarrado de caca, sino alguien que es chistoso o simpático.

Pero analizar la palabra “pedo” como neologísmo vulgar y multifacético, nos arroja a una cantidad ingente de recientes acepciones, quizá como ninguna otra en el léxico mexicano. Por ello, y quizá por primera vez en internet, enumeraré las catorce aplicaciones que he encontrado:

1. Pedo: Ventosidad que expele del vientre por el ano. Ej. “¡Ay!, alguien se echó un pedo”


2. Pedo: Ebrio, bajo los efectos del alcohol. Ej. “Deja de estar chupando así porque vas a terminar muy pedo”


3. Pedo: Problema, cuestión o asunto que se intenta aclarar o dificultad de solución dudosa. Ej. “Tenemos que encontrarle solución a este pedo”, “Estoy metido en un pedo


4. Echar o Tirar el pedo: Acción o efecto de coquetear: Ej. “Desde que llegamos ese cabrón le está echando el pedo a mi vieja.”


5. Peda: Efecto de emborracharse o, genéricamente, una fiesta o reunión que tiene por único objetivo embriagarse hasta el límite. Ej. “Los papás de Paco se fueron por eso quiere organizar una peda en su casa”, “traigo una peda divina.”


6. Hacerla de pedo: Bravuconear o buscar pleito. Ej. “Ese cabrón sólo anda viendo a quien se la hace de pedo”


7. Buen pedo: Dicho de una persona que inspira simpatía, es afectuosa y afable al trato. Ej. “El padre de Vicky nos llevó al cine, el don es buen pedo”


8. Mal pedo. Dicho de una persona que causa antipatía, ya sea grosera o intratable. Ej. “Pinche vieja mal pedo, ni siquiera me volteó a ver”


9. ¿Qué pedo? Pregunta que se aplica para conocer una situación genérica o específica. Ej. Oye mana, ¿sabes qué pedo con ese wey?


10. Al pedo, Dícese de aquello que es óptimo. Ej. “Ese viaje estuvo al pedo


11. Pedorrear, regañar. Ej. “Pobre Jaimito, el director se lo pedorreó todito”.

12. Fuera de pedo, Hablar en serio. Ej. "Ya compadre, fuera de pedo, no me esté inventando chingaderas"

13.Sacar de pedo, Sorprender, conmover, suspender o maravillar con algo imprevisto, raro o incomprensible. Ej. "Cuando Josefa me contó que le atraían las mujeres me sacó de pedo"

14. Ni pedo, Ni modo. Expresa resignación, aceptación ante algo ya imposible de resarcir Ej. Este gobierno está de la chingada, pero ya ni pedo wey, habrá que esperar al nuevo sexenio.

15. Agarrar el pedo, Entender. Tener idea clara de las cosas. Conocer la intención de alguien. Ej. "Pinche Pablo, por más que le explico no agarra el pedo"

16.-Irse el pedo, Olvidar, perder la noción sobre la realidad. Ej "Al momento de exponer mi idea se me fue el pedo y no supe que decir". "Oye Juan, tienes que tener una libreta con tus compromisos porque se te va el pedo bien cañón"


*Si alguien conoce otra acepción dígamela para agregarla.

miércoles, 13 de enero de 2010

Recuerdos de Guatemala

Corría el cuarto día de julio; el clima, tropical; el panorama, brumoso. Era mi primer despertar en tierras chapinas, estaba feliz. Un día atrás había conocido las ruinas mayas de Yaxchilán, todavía en territorio mexicano. Crucé el río Usumacinta, frontera con Guatemala. Conocí el pequeño poblado de Bethel, y aunque esto quizá no se debería difundir, también fui extorsionado por la migración guatemalteca, como quizá todos los foráneos que cruzan desde México. Ya finalmente, sumergido en un sentiemiento dual que mezcalaba el coraje del atraco y la fascinación por los nuevos horizontes, llegué a Ciudad Flores, corazón del Petén.

Viajaba junto a Eduardo Vega, colombiano-estadounidense, ex tripulante de la marina más poderosa del planeta, y para ese entonces, ya un gran amigo. Emocionado hablaba con él de nuestro próximo destino, quizá sin temor a equivocarme, le decía que veríamos en pocas horas la ciudad americana más asombrosa que había existido antes de la invasión europea: Tikal.

Ciudad Flores es un bello capricho natural, un islote pintoresco en medio del lago Petén Itzá. Según había leído, en aquel enclave se erigió una importante fortaleza maya: Tayasal, último bastión mesoamericano capturado por los españoles en el lejano 1697. Hoy ya no quedaba ninguna huella de aquel pasado de resistencia, sólo la memoria histórica. El atardecer de Flores era hermoso, y durante sus últimos quince minutos de luz, centenas de aves sobrevuelan la isla con un ruido espectacular. Esa misma noche, ya con el ánimo exaltado, planeamos rápidamente nuestra visita a la gran capital del mundo maya.
Bello atardecer desde la isla de Flores, Guatemala. Las dos chicas de la foto, Jessica y Claudia, se volverían estupendas compañeras de viaje en Livingston.

Desde Flores viajamos aproximadamente una hora para llegar a Tikal, inmersa en la reserva ecológica mayor de Guatemala, prácticamente en el centro de la selva. Recién adentrados en la exuberante jungla, apreciamos gigantescas ceibas, decenas de monos araña, ranas, serpientes y muchos animales más. Después, llegamos a unas ruinas que parecían importantes, pero sólo eran una parte mínima de lo que en realidad nos aguardaba. Lalo, mi amigo, por fortuna es de aquellos mochileros que viaja con libros-guía, así que contábamos con un mapa que nos dejó perplejos ante la inmensidad del lugar. A nuestro paso observamos decenas de edificaciones enterradas por el tiempo, montículos que difícilmente podrían distinguirse como vestigios de una civilización; pero la selva no perdona y prácticamente había deborado toda la magnificencia de lo que seguramente fue en su época, una de las mayores ciudades del planeta.


Llegamos a la plaza central, donde se erguen los templos I y II. Exploramos lugares inéditos, y en un par de ocasiones los guardias del nos regañaron por sobrepasar los límites “turísticos”; pero no importaba, se trataba de una experiencia única. Llegamos al templo IV y V, espléndidas pirámides de más de cincuenta metros que, desde su cumbre, permitían avizorar la interminable selva con escasas edificaciones mayas recién descubiertas. Reposamos, tomamos aire, y nuestra mirada se perdió en el tiempo. Alguien me dijo que presenciar el despertar del alba desde el templo V era inolvidable. ¡Lástima!, en esa ocasión ni siquiera lo habíamos contemplado…




martes, 12 de enero de 2010

Confinado en mi cantón

Estoy en casa sin poder salir, en medio de unas vacaciones extrañas que ondean entre lo prolífico y banal. Me gustaría estar fuera de la Ciudad de México, lejos de este frío que ahora prevalece en todo Valle de Anáhuac, pero no es posible. Ayer salí del hospital, ya que me sometí a una cirugía de bajo riesgo que ahora me mantiene en un incómodo reposo casero. Curiosamente ayer también fue el mismo día de mi cumpleaños. No quería hacer nada, sólo leer y escribir. Sin embargo tuve la grata visita de Bertha y El Malacopa, quienes pasaron a verme aún con mi “convalecencia.” Mi madre, de manera improvisada, compró un pastel y departimos hasta el anochecer. Recontamos nuestras vacaciones y reímos con el vídeo de Lapeno Enriques, un gracioso muñeco que tiene cara de sapo, pero que, de manera inexplicable, tiene mucho éxito con las mujeres. Al Malacopa le encanta. Es más, lo dejaré aquí para que se rían un poco.


No se puede insertar el vídeo, pero la dirección está aquí:


http://www.youtube.com/watch?v=m9ygVTvFDUc


Lapeno es supuestamente carioca, un peluche muy chistoso que mezcla su enorme libido con una tierna ingenuidad. El nombre del programa en el que aparece es Ciertopelo, la nueva creación de MTV que destaca por su gran irreverencia, con temas tabú ridiculizados a tal grado que se vuelven extremadamente cómicos. La posibilidad de usar muñecos en vez de hombres de carne y hueso, permite una sátira universal que eleva a lo inverosímil aquellos hechos propios de nuestra decadente posmodernidad. Ese es su encanto.


Regresando a la reunión improvisada de ayer, retomaré los viajes de mis amigos. Por un lado Malacopa,fue a Sonora, su Estado natal, que ahora tengo más presente que nunca por la novela “Los Detectives Salvajes” de Roberto Bolaño, lo cual ha originado un impulso inusitado por conocer Feillo, perdón, quiero decir: Hermosillo y sus alrededores. Quizá este 2010 me vaya con El Malacopa a las tierras yaquis para nadar en el mar de Cortés y recorrer sus desérticas praderas.


Por otro lado, Bertha me relató su odisea por Brasil, país que visitó durante dos semanas con su novio Alán. Antes de su viaje platicamos horas sobre las maravillas de O país do Carnaval, e intenté orientarla en las zonas que conocí cinco años atrás, sobre la deliciosa gastronomía compuesta por el glorioso açaí, la farofa, el acarajé y la feijoada, etc. Y por supuesto, la contacté con mi amiga Fernanda Veiga , pero nunca se encontraron. Al parecer su vivencia brasileña fue excelente, aunque con un pequeño infortunio: le robaron su cámara fotográfica mientras celebraba año nuevo en Rio de Janeiro. Caray, hay mucho que decir sobre a cidade maravilhosa, que aún continúa siendo una zona de alto riesgo. Por lo menos ahora Bertha es una experta al falar português, lo cual me da gusto porque tiene sólidas bases. Já.


Ya en el ocio casero del momento y con el descubrimiento de nuevos efectos de edición, adapté este video que tiene ya más de un año de existencia. Esto se grabó en El Platina, leal auto de Jordy, y fue, por así decirlo, mi máximo triunfo como profesor de portugués, ya que conseguí cantar con mi alumna el rap de Gabriel O Pensador: Patria que me pariu. Aunque Bertha y su familia insistan que la música se trata de un fado.¡ NO..!



miércoles, 6 de enero de 2010

Matrimonio gay, la nueva disputa ideológica mexicana

México se hunde en los social, económico y político; son necesarias inmediatas reformas estructurales ante un sistema que contempla una agonizante disfunción. Los grandes temas relacionados con una amplia reforma educativa, salarios mínimos dignos que permitan disminuir la ignominiosa desigualdad social, la necesaria democratización de los medios informativos, un mayor rigor para abatir la contaminación indiscriminada de los ecosistemas, la falta de credibilidad en le legitimidad política y la carga fiscal sobre los minoritarios contribuyentes cautivos en un país con escandalosos porcentajes de economía informal, indican un escenario nada alentador, de mísera esperanza y escenarios aún más negativos en un futuro próximo.

No obstante, la izquierda política mexicana en el Distrito Federal, quizá viendo las reformas estructurales como algo casi utópico, ha optado por atajar las temáticas new age sobre los derechos fundamentales; y ha, quizá sin proponerlo, desviado la atención sobre temas prioritarios, llevando al debate público micro-temas que despiertan polémica y revuelo social, tal es el caso del matrimonio gay, situación jurídica que ahora exalta las pasiones conservadoras y liberales en todos los periódicos.

Lo que ahora me irrita, es que los líderes católicos accedan a los medios tan facilmente, violando flagrantemente la ley que les impide participar activamente en política, y arremetan sin ningún pudor sobre cuestiones que ya no les incumben.

México, en teoría, fue quizá la primera nación americana en dividir los asuntos de esta secta cristiana y lo concerniente al Estado. La grandeza de Benito Juárez y sus allegados fue establecer esa barrera ante una Iglesia Católica que era omnipresente en cualquier cuestión pública; y por lo tanto, establecía las reglas sociales a su antojo al interpretar con sus típicos desvaríos y desatinos las fábulas bíblicas. Pero no, en México eso cambio desde 1857. Los mexicanos no juran su constitución ante dios como la mayoría de los sudamericanos, ni mucho menos tienen en sus billetes frases místicas como “In God we trust” como los gringos. Sólo quedan uno que otro rescoldo anterior a esa fecha (1857) como el Himno Nacional (1853) que invoca a dios y ya no se cambió, pero eso es otra historia. El hecho cierto es que Juárez y su séquito secularizaron al país, y las instituciones que originalmente permanecieron exclusivamente a la iglesia católica como el bautizo, el matrimonio y la defunción, pasaron a ser trámites estatales alejados del aval eclesiástico. Bajo esta perspectiva, la Infame (como llamaba Voltaire a la iglesia católica) debería entender que el matrimonio civil dista del religioso, y que hay personas que no creen más en sus cuentitos ni en su retocado y arcaico “deber ser”, así que deberían de atenerse a guiar su propio rebaño y no criticar públicamente la vida de los “herejes”, o mejor dicho, libre pensadores.

Ahora viene el cuestionamiento más importante de esta entrada: ¿Es necesario el matrimonio en la sociedad contemporánea? Como otras tantas ficciones humanas, puedo afirmar que el matrimonio no es parte elemental para alcanzar la felicidad o forjar el amor, ni es una condición necesaria para forjar una familia. Es más, actualmente existe una fuerte contracorriente que indica que para amarse no se necesita a un tercero que lo avale. ¡Al carajo con ese teatrito social! La tendencia posmodernista establece un nuevo paradigma de unión libre. Asimismo, el matrimonio etimológicamente proviene del latín “matri-monium”, y representaba para los romanos los derechos que adquiría una mujer para poder tener hijos legítimos con un Paterfamilias. Hoy, la igualdad de género y un diverso dinamismo social han cambiado mucho esa concepción, y el matrimonio deviene un mero convencionalismo más que una obligación o un acto de honor.

Entonces, si la institución matrimonial está en crisis, ¿por qué tanto embrollo? Sólo hay una respuesta: Seguridad jurídica. Me refiero a que el matrimonio avala ante los ojos del Estado un parentesco ficticio con él conyugue y sus parientes sanguíneos. Y, en caso de no existir un testamento patrimonial, ese vínculo ficticio permitira al cónyuge exigir legalmente la herencia en cuestión u otras prestaciones inter vivos que generan derechos y obligaciones. En cuanto a la familia, ésta puede subsistir sin problemas aunque no exista el susodicho lazo matrimonial, basta
con que ambos padres reconozcan a sus hijos y ya.

El punto central en el debate sobre los matrimonios gay se refiere al derecho a adoptar hijos; y es con este punto que centenas de doble-moralistas y conservadores alienados a principios más pasionales que reflexivos, se rasgan las vestiduras aduciendo que es algo estúpido y anormal. Arremeten escandalizados pregonando un desvarío natural de las leyes de la vida; y eso, francamente, me da risa, porque ningún animal en la Tierra ha desvirtuado tanto los principios naturales como el ser humano; y ahora, ante una nimiedad más que sólo implica ofrecer la doble paternidad (o maternidad) a un huérfano ó niño abandonado, estos falsos moralistas, están dispuestos a condenar a un infante al penar callejero antes de permitirle compartir su niñez con homosexuales.

La homofobia mexicana es un fenómeno ampliamente difundido, la hombría y el machismo son elementos típicos en el habla cotidiana, tan normales, que raramente escandalizan a quienes incluso son el centro de las burlas. Ésta, es una realidad que difunden aquellos que se niegan a la adopción gay, ya que, en el caso de que se diera el fenómeno de la doble paternidad, los hijos adoptivos serían objeto de hostigamiento social, sobre todo en su esfera escolar. Es un punto cuestionable pero también digno de ponderación, que podría llevarnos a indagaciones inagotables, ¿qué es primero, el huevo o la gallina?, ¿qué es primero, la legislación normalizadora o una sociedad no preparada para recibir la norma? La historia muestra que muchos hábitos que antiguamente fueron considerados deleznables y fuertemente estigmatizados, devinieron, con la vigencia de la norma y el paso del tiempo en una realidad que simplemente quedó asimilada.

Países como España, Holanda, Bélgica, Australia, Estados Unidos, Uruguay y Canadá, han aprobado la adopción homosexual, no exentos del debate que ahora vive México.

Como sea, parece ser que se le da muchísima importancia a este debate, demasiado espacio en los medios y ahora, hasta yo contribuyo con mis libaciones. En realidad se trata de un micro-tema en términos de impacto real en la sociedad. Desde hace tres años que existe la denominada Sociedad de Convivencia en la Ciudad de México, menos de 700 parejas han optado por ella, número muy pequeño para una jurisdicción que alberga más de ocho millones de habitantes. Seguramente en los casos de matrimonio homosexual el número aumente; no obstante, seguirá siendo un número muy pequeño y, por lo tanto, poco relevante para hablar de un fuerte fenómeno social que destruye a las familias como argumenta el PAN y la iglesia, y menos aún como para hacer un referéndum.

Pero en esto se distrae la gente, con temas que no tienen impacto y se prestan más al chisme y al debate fútil. ¡Qué se casen y tengan a sus niños! así creerán que son más felices. Punto.

Sólo de colofón, los argumentos más tontos que leí:

“Legalizar el matrimonio homosexual establece un agravio comparativo con las personas que viven juntas sin relaciones sexuales” ¿En serio? ¿Y por qué? ¿De dónde sacaron ese juicio tan menso y tan ramplón?

“Legalizar el matrimonio gay debilita la fortaleza del matrimonio natural, igual que la moneda falsa debilita la moneda verdadera” Este argumento no tiene igual.

“En realidad, pocos homosexuales se casan; el objetivo del movimiento gay es destruir el matrimonio heterosexual” Órale, cuidémonos del complot homosexual.

“Legalizar el matrimonio homosexual significa legalizar la entrega de niños a homosexuales pervertidos”
Bueno, que esto lo digan los que creen en la Iglesia Católica sí me hace reir.

“Legalizar el matrimonio homosexual significa poner toda la maquinaria educativa y mediática del Estado al servicio del homosexualismo político” Esto ni Hugo Chávez lo diría

“Legalizar el matrimonio homosexual implicará a medio plazo multas y penas de cárcel para quien critique la actividad homosexual” ¡Bah!

“Casar homosexuales es un experimento social inédito” Cada matrimonio es un experimento social inédito, cada día es inédito, la vida misma es inédita. En resúmen, lo inédito es lo desconocido y sobre eso "desconocido" no se pueden hacer juicios de valor porque no se conoce.

Ahora sí, pasemos a temas sobre problemáticas reales y no imaginarias...
Hasta la próxima.